Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 26 de junio de 2025
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Lamentablemente, Andrónico Rodríguez no asistió al foro, prolongando una pauta recurrente en su campaña: evitar el cara a cara con contrincantes y la exposición ante audiencias especializadas. No se trata de una crítica personal, sino de una observación sobre su historial: al no participar en espacios como este, priva al electorado de confrontar su discurso con realidades sectoriales concretas; un déficit que merma la calidad informativa del proceso.
En contrapartida, los tres candidatos presentes —Manfred Reyes Villa, Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga— mostraron niveles notables de coincidencia en sus compromisos. Reafirmaron la importancia del agro como eje del desarrollo nacional y la necesidad de priorizarlo en sus planes de gobierno. Todos respaldaron la protección irrestricta de la propiedad privada, así como el impulso a la titulación de tierras individuales y la ampliación cada diez años de la función económica y social (FES). Asimismo, coincidieron en eliminar restricciones a las exportaciones agropecuarias y asegurar la transitabilidad vial para garantizar el abastecimiento interno.
La pluralidad de estilos fue evidente: Reyes Villa optó por un discurso directo, incluso confrontacional; Quiroga apeló al legado institucional y a la planificación; Doria Medina buscó el respaldo técnico y económico a sus ideas. Esa diversidad es saludable si está anclada en la transparencia y el compromiso público.
Es relevante subrayar que los compromisos adquiridos en este foro no deben quedar en la retórica electoral. Según recordó la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la institucionalidad estará atenta al cumplimiento de lo prometido tanto en este foro como en otros espacios. Esa vigilancia es un claro llamado a la responsabilidad democrática y a la rendición de cuentas.
En conclusión, este foro agropecuario fue más que un escenario de exposición de ideas: fue una prueba de compromiso democrático y un ejercicio de transparencia programática. Ahora corresponde convertir esas promesas en acciones palpables. La ciudadanía espera más que discursos: exige hechos. El país productivo lo demanda.