Quiroga, de la alianza Libre, fue categórico al afirmar que todas las empresas públicas deben cerrarse, concesionarse o privatizarse. Argumentó que fueron creadas para “robar” y no para producir, y denunció que están marcadas por el sobreprecio y la corrupción. “Todas las empresas se cierran. Ninguna va a quedar en manos del Estado”, sentenció.

Incluso ironizó sobre la utilidad de algunas estatales como Quipus, dedicada a la tecnología. “¿Alguien aquí tiene un teléfono Quipus? No veo. Los de Apple siguen temblando por la competencia”, lanzó.

En contraste, Doria Medina, de la alianza Unidad, adoptó una posición más moderada. Propuso revisar caso por caso: vender las empresas que no funcionen, reestructurar otras y conservar solo las que realmente sean útiles. “No hay loco que compre una fábrica mal ubicada. Han hecho tanta barbaridad que algunas no se pueden ni vender”, señaló.

El empresario recordó su experiencia como ministro de Planificación en los años 90, cuando Guabirá pasó de manos del Estado a los productores. Según dijo, desde entonces multiplicó su producción y contribuyó al desarrollo del norte cruceño.

Manfred Reyes Villa, otro de los asistentes, también cuestionó el rol del Estado como empresario, pero propuso una alianza público-privada en lugar de una venta total. Dijo que su objetivo es que el Estado deje de competir con los privados y se convierta en un facilitador.

El tema fue puesto sobre la mesa por el presidente de la CAO, Klauss Frerking, quien reprochó que en lugar de facilitar la producción, el Estado “compite, estorba o castiga al que produce”.

La ausencia de Andrónico Rodríguez, candidato de la Alianza Popular, fue criticada por varios sectores. Pese a haber confirmado su asistencia, no acudió al evento, lo que generó malestar entre los organizadores.

El foro dejó en evidencia las profundas diferencias entre los candidatos respecto al modelo económico y el rol del Estado, en un momento donde el agro exige respuestas concretas y viables.