Medio: El Diario
Fecha de la publicación: domingo 09 de septiembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Ante la proximidad del evento, 100 días antes se procederá al cierre de inscripciones de las candidaturas a lidiar en el proceso, o sea que ello ocurrirá el 27 de octubre venidero.
Los anticipos oficialistas no se detienen ahí, pues los candidatos que intervengan en las primarías de enero tendrán que ser los mismos aspirantes a participar en las elecciones generales, a efectuarse el último domingo de octubre de 2019.
De esta manera, el partido gobernante tiene ya todo resuelto, con su binomio Morales-García. Demuestra así, una vez más, el efectivo afán de perpetuarse en el poder. En cambio, los que pretendan o eventualmente sean sus opositores, prácticamente no tienen plazos para organizarse, menos para nominar candidaturas diferentes para las dos consultas electorales.
Es decir, los opositores no podrán hacer cambio alguno en la segunda contienda. Sus postulaciones serán forzadas a intervenir en los dos procesos electorales, de enero y de octubre del próximo año. Consiguientemente, se les negará la libertad de hacer modificaciones en sus binomios, lo que implica un abuso de poder, o sea de actuar como una auténtica dictadura.
Ante esta realidad, quizás lo más pertinente sea que ninguna candidatura opositora se presente a las dos contiendas, para poner claramente de manifiesto que no se someterán a la voluntad impositiva del régimen imperante.
Seguir interviniendo en procesos electorales ya amañados es prestarse solo a cumplir los designios del régimen actual. No es más que participar en su juego de poder. No intervenir en sus designios es una mejor forma de poner en evidencia que al pueblo boliviano se lo está sometiendo al capricho y voluntad de quienes no tienen escrúpulo para satisfacer, a toda costa, sus ambiciones y caprichos de disfrutar de sus insaciables apetitos de mandar e imponer su voluntad.
Concretamente, en el caso de haber gobernado el país desde hace más de 12 años, lo atinado y noble debería ser dar paso a que otros tengan también la posibilidad de aplicar sus planes para hacer progresar y desarrollar al país con otras opciones y no siempre con las propias, que han sido experimentadas. El tiempo dirá si fueron o no acertadas y oportunas para cumplir esos supremos propósitos, que son los que animan el ejercicio de ser el conductor de los intereses nacionales.
Esto es, que sean otros los que tengan también la oportunidad de aplicar sus planes y capacidades, sin otro propósito que aportar con sus iniciativas y servicios a los altos intereses patrios. De esa forma, nadie quedará inconforme y todos aquellos que tengan el ánimo y la voluntad de hacer crecer y prosperar las posibilidades que tiene el extenso territorio nacional y sus casi 12 millones de habitantes, podrán sentir conformidad con todo lo que puedan realizar en bien de Bolivia.