Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: sábado 08 de septiembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Filemón Escobar veía con inquietud la ‘relocalización’ que dio fin a la Comibol y quería entonces concentrar a los mineros en la producción de coca en el trópico cochabambino “para asegurar su conciencia de clase”. Lo hizo en parte, pero el trópico atrajo a muchos inmigrantes vallunos y del altiplano en busca de cómo sobrevivir. El trópico se llenó de pobres, entre ellos las mujeres.
Las mujeres no tenían derecho a la tierra. Si las federaciones ofrecían tierras a sus afiliados, éstos eran sólo varones. Las mujeres sólo podían acceder a la tierra, al cato de coca, mediante el padre si eran solteras o el marido, si casadas. Entonces se vio que los ajustes estructurales del ingreso del neoliberalismo a Bolivia tenían como caballos de batalla la Ley 1008, la creación de unidades erradicadoras en las tres armas de las FFAA, el reingreso de los Leopardos al trópico cochabambino, de la DEA y la Embajada de EEUU, que fueron condiciones para el financiamiento del Decreto 21060; pero no sólo eso, sino que los neoliberales no querían erradicar la producción de hoja de coca, sino erradicar a los campesinos y campesinas pobres para entregar esas tierras a las transnacionales (Monsanto entre ellas). De esto se dieron cuenta las mujeres y entonces pidieron su cato de coca, y las seis federaciones estuvieron de acuerdo en darles tierras. Con ello se fortaleció el movimiento cocalero y el de las mujeres campesinas Bartolina Sisa, que nació en el trópico cochabambino. Porque las mujeres no generan violencia, producen democracia y saben defender sus derechos como leonas. No es lo mismo vejar, pegar, torturar a los varones que a las mujeres.
El mallku Felipe Quispe no era querido por las ‘Bartolinas’ porque como jefe de la CSUTCB firmaba sus cheques y protestaba porque “perdieran su tiempo” en reuniones cuando debían atender a sus maridos, sus hijos, sus hogares. Pero las ‘Bartolinas’ consiguieron su personería jurídica y la autonomía para administrar sus cuotas, y esa era una actitud similar a la de las mujeres cocaleras que recibieron su cato.
Sin embargo, las tareas nacionales de la burguesía no eran ejecutadas por ésta, que fue inexistente al menos hasta la reforma agraria, incluso hasta los 70. Por eso Zavaleta hablaba de la clase obrera, en especial del proletariado minero, como ejecutora de dichas tareas.
Aquí hay una nueva temática incorporada al debate boliviano: la etnia, la diversidad cultural, el Estado Plurinacional y la erradicación de la Colonia de nuestras relaciones sociales actuales. Estos son temas puestos al día por el proceso de cambio, que se ha dado a la tarea de construir la nación, de ejecutar las tareas nacionales. Ellas son: una nueva Constitución, una nueva relación de género con la investigación de paternidad como obligación del padre, no de la madre; el agua como un derecho humano, no como una mercancía; la construcción de condiciones de producción para una economía plural: nacionalización del gas, exportación de gas y de electricidad, reconstitución de YPFB, crecimiento de la inversión pública, carreteras, plantas de urea y amoniaco, de separación de líquidos, de explotación del litio; aeropuertos nuevos, teleférico, Tren Bioceánico, Tren Metropolitano y una serie de avances hechos por el Estado en beneficio de todas y todos los bolivianos y no sólo de los militantes del proceso de cambio.
Con esas tareas nacionales me quedo. Soy un firme defensor del proceso de cambio. No necesito pegas, cargos electivos o administrativos ni pagos u otras canonjías. Me basta con analizar nuestra historia y convenir en que la democracia es no sólo política sino económica y social. Si fuera sólo política, legitimaría el poder con el depósito del voto, pero sin afectar el modelo económico ni social. No. La democracia es política, pero también es un modelo económico y social, y en nuestro caso es una tarea de construcción nacional. Por eso soy militante del MAS y del Proceso de Cambio. Vamos a ganar en las elecciones de 2019 con el binomio Evo-Álvaro por una mayoría contundente, pero no tomamos decisiones individuales, sino orgánicas, colectivas. Exigimos que Evo y Álvaro continúen, pero si ellos dan un paso al costado, tenemos fe en nuestra organización y ya encontraremos otros candidatos.