Del Castillo, exministro de Gobierno, enfrenta cuestionamientos por no haber ejecutado la orden de aprehensión contra Morales cuando este era señalado como instigador de protestas y bloqueos que dejaron cinco fallecidos, entre ellos cuatro policías. «Se lleva parte de la crítica porque, como autoridad, permitió que la situación escalara», explicó Coca a Urgente.bo. Actualmente, Morales —con una orden de captura vigente— se mantiene refugiado en el Chapare, región que opera como su bastión político.

Por otro lado, Rodríguez, quien también aspira a la presidencia, enfrenta un dilema por su cercanía al líder cocalero. El analista señala que el candidato no ha logrado distanciarse de Morales, e incluso ha justificado las movilizaciones en carreteras. «Andrónico juega tres roles: sigue la línea evista, es candidato y preside el Senado. No puede asumir tantos frentes sin desgastar su imagen«, afirmó Coca, subrayando la falta de posiciones claras del senador.

Con las elecciones del 17 de agosto en el horizonte, ambos aspirantes enfrentan el desafío de navegar un electorado dividido y un clima de tensión persistente. La figura de Morales, omnipresente en la política  boliviana, sigue redefiniendo las estrategias y alianzas en plena contienda electoral.