Medio: El Diario
Fecha de la publicación: lunes 03 de septiembre de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Evo Morales pretende una ley contra mentirosos, pero entendemos que se refería a los mentirosos y corruptos que hacen y viven de política o sea a la mentira política, que ha sido justificada siempre considerando a los gobernados como idiotas frente a sus gobernantes, e incapaces de saber cuál es el interés público, muchas veces concebido como el interés del Estado. Así, en “La República” de Platón podemos leer: “Si alguien debe tener el privilegio de mentir, ese alguien debería ser el gobernador del Estado y él, en sus quehaceres con los enemigos o con sus propios ciudadanos, estaría habilitado para mentir prevalido de poder circunstancial”, como ocurre ahora con el actual Presidente de Bolivia.
Un mentiroso es un elemento peligroso en la sociedad, no respeta leyes, insulta, amenaza, intimida. Supone que nunca dejará el poder político sobre el que está amparado. Se vuelve soberbio, se rodea de adulones y mentirosos.
¿Qué se espera de un político mentiroso que juró respetar la CPE y luego la desconoce? ¿Padece de amnesia? ¿Será un buen y juicioso gobernante, que combata la corrupción? Nada de eso. La sociedad debería estar asustada y temerosa cuando un político mentiroso la gobierne. El accionar de ese político será socavar la democracia y hundir a la sociedad que dice defender, llevándola a caos y corrupción sin límites.
La mentira en los procesos electorales es impunemente usada por los políticos, pero debe ser erradicada. La sociedad debería repudiar y excluir del entorno político a ese personaje mentiroso. En caso contrario, tendremos gobernantes indeseables y gobernados que toleran gustosos las malas artes de la política, llevando al país a la quiebra en cuanto a sus valores fundamentales.
La mentira y la política suelen caminar juntas, son compañeras de viaje y no se estorban. Se miente y se habla sin mesura.
El Arte de la mentira política fue un excelente libro publicado en el Siglo XVIII por Jonathan Swift. Era el Siglo de las luces y mientras en Francia se intentaba cambiar el mundo preparando la Revolución de 1789, en Inglaterra se aplicaba la ironía pensando en su revolución, la Gloriosa de 1688, que construyó el estado moderno sin romper las viejas tradiciones y recogiendo aquellos aspectos del pasado que podían ser aprovechados.
La mentira política se vive en todos los sistemas y países. El político miente como podemos mentir todos. Lo que ocurre es que la mentira política tiene efectos más devastadores porque se miente a toda una sociedad La mentira crea desconfianza, distanciamiento, desasosiego. Un mentiroso en política hace un daño gravísimo. Cuando un político niega la evidencia pierde credibilidad y pierde votos. Aunque sea a la larga.
Hay que poner un límite a la mentira política. Una forma es contrastarla con la realidad. El que mejor y con más eficacia se dedicó a combatir la mentira política fue el presidente Abraham Lincoln. No se refirió a los límites morales de la mentira sino a lo que puede ser desmentido por la realidad. Su célebre frase sobre la mentira política todavía resuena en los gobiernos y parlamentos de todo el mundo. Se la podría enmarcar: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Muy de acuerdo.