Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 02 de septiembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Desde el lado del oficialismo tampoco encuentran una respuesta contundente, una contracampaña a dicha frase, más al contrario tienden a caer en agresiones para contrarrestar la misma. La diferencia está que unos tienen color político y los otros no.
Por otro lado, es evidente que la expresión viva de la ciudadanía en su mayoría se refleja en estos colectivos que le recuerdan al Gobierno, sobre todo al Presidente, respetar la voluntad popular expresada en las urnas en el denominado 21F que le dijo NO a su repostulación. Vale reiterar que se trata de una mayoría, la oposición es mayoría, sólo que está dividida sin un eje articulador que establezca una línea partidaria y política.
Sin duda el 21F marca un hito importante e histórico que seguramente seguirá siendo analizado como origen político. No obstante es necesario observar cinco aspectos que van más allá de esta larga coyuntura.
Primero, es sorprendente que se dependa y se discuta tanto sobre mantener o no en el poder a una persona que efectivamente es un fenómeno político y a toda una estructura viciada, en su mayoría, que lo rodea, demostrando fragilidad interna en cuanto a su organización y estructura, como externa en relación a las organizaciones sociales que respaldan a esta estructura de poder. Sin embargo, es Evo quien opaca la división interna que existe en su partido o instrumento que comanda.
Segundo, es la ciudadanía en gran parte de clase media que ya no ve con buenos ojos al presidente Morales, pero aun así el Primer Mandatario mantiene apoyo de las organizaciones sociales (gremiales, sindicales, campesinos, obreros), por lo menos es lo que se puede apreciar desde la dirigencia de estos sectores.
Y con esto nuevamente se vuelve al debate sobre un país polarizado tras las justas del 21F con el peligro latente de llegar a una confrontación entre plataformas ciudadanas y militantes del MAS o, en todo caso de Evo.
Tercero, lo preocupante de esta situación sin duda es la corrupción, si bien salieron a la luz pública hechos ilícitos que involucraron a militantes del Movimiento al Socialismo y se les instauró un proceso judicial y otros cayeron en prisión, lo cierto es que estas acciones no frenaron la corrupción, el poder trae consigo a la misma como fórmula y mecanismo para conservarse en el tiempo o bien para aprovecharse.
Y es ante los ojos de propio Presidente que muchos se están aprovechando del denominado “proceso de cambio” y al parecer es Evo quien está enfrascado en su poder y en lo que le dicen sus asesores y ministros que no le informan del todo la verdad, tampoco le permiten observar lo que sucede adentro como afuera.
Un claro ejemplo fue su revelación vertida al indicar que le falto orientación y que por eso no se invirtió en su momento en la construcción de hospitales cuando debió ser prioridad desde el comienzo de su gestión que en parte es consecuencia al apostar por un gabinete político que técnico y es así en todas las áreas del aparato estatal que se menosprecia la capacidad técnica profesional a cambio de militancia.
Cuarto, se ve que el partido de gobierno no está preparado para sorpresas o arrebatos, tal como están las cosas todo apunta que Evo va por su cuarto mandato, todo dependerá de que tenga una coyuntura favorable y que no haya sorpresas en el camino. Sin embargo, en el mundo de las probabilidades, está la posibilidad de que Evo pierda o gane el 2019.
Como también está la posibilidad de que esa mayoría de la clase media no disperse su voto, más al contrario busque validar su voto en las próximas elecciones generales a través de un voto inteligente, un voto útil, de otorgar su apoyo al candidato de oposición con mayor probabilidad de ganar.
Como quinta consideración y ultima, los partidos políticos de oposición o bien no reflexionaron o no entendieron el mensaje del 21F de que gran parte de la población está buscando renovación, una contra propuesta real y coherente de la que maneja el partido de gobierno.
Está demandando unión de los actuales partidos de oposición sabiendo que no los representa pero que se los necesita en alianza y como transición, hasta que nuevas fuerzas emerjan y se consoliden desde la nueva realidad que marcó el 21F.