Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: martes 04 de septiembre de 2018
Categoría: Legislación electoral
Subcategoría: Leyes nacionales y decretos reglamentarios
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Comentar temas que no tienen que ver con la política será complicado a partir de ahora porque, tras su nuevo movimiento de fichas en el tablero, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ha llevado al país al punto que quería: el electoralismo.
La Ley de Organizaciones Políticas es, como se ha visto, la punta de lanza que ya ha picado el costado de la coyuntura y la ha encaminado hacia unas elecciones primarias cuyo objetivo es la repostulación del presidente Evo Morales.
Fue, indudablemente, una jugada maestra.
Mientras la oposición convertía el “Bolivia dijo no” en una letanía, el MAS ya sabía cómo reposicionarse en un panorama adverso como el que se estaba planteando a partir del 6 de Agosto. Parecía que le iba a tocar aguantar la cantaleta en todo tiempo y lugar pero no. Mientras unos se rasgaban las vestiduras, otros aprobaban la ley contra viento y marea.
Los opositores patalean pero esa actitud no conseguirá hacer retroceder al partido más autoritario de los últimos tiempos. A menos que lo derrote en las calles, lo cual resulta peligroso por el riesgo para las vidas de los manifestantes, el MAS impondrá su agenda y no solo llevará a Evo Morales a las primarias… no sorprendería que haga lo mismo con Álvaro García Linera.
Tan seguros están los oficialistas de lo que van a hacer —y aparentemente también de los resultados que vayan a lograr— que ni siquiera disimulan su jugada. Incluso el propio Evo Morales lo anunció públicamente: irá a las primarias “por decisión del pueblo y del Tribunal Supremo Electoral” (TSE). Desde luego que su repostulación no es decisión del pueblo porque este ya dio su parecer en el referendo el 21 de febrero. Lo del TSE, empero, da para pensar porque su actitud ambivalente no demuestra precisamente apego a la Constitución Política del Estado.
Puestas así las cosas, ahora todo apunta hacia enero, cuando se realicen las anunciadas primarias, y, en términos criollos, ese mes ya está “a la vuelta de la esquina”. En un aparente intento de tender una nueva cortina de humo, el presidente también confirmó que se presentará un proyecto de ley contra la mentira. Como una norma en ese sentido afecta particularmente al periodismo, que se mueve entre verdades y falsedades, se prevé que habrá resistencia y eso distraerá a la gente. Mientras, las hojas del calendario caerán, llegará enero y tendremos a Evo Morales postulándose a ser candidato presidencial del MAS.
La marcha de los cocaleros, reforzada por los sectores abiertamente contrarios al MAS, es una reacción cuya fuerza comenzará a medirse desde mañana, cuando comience a ejecutarse una medida que tiene antecedentes históricos, un cerco a la ciudad de La Paz.
El alcance de esa medida permitirá ver hasta dónde puede llegar una oposición que todavía no ha reaccionado frente a la Ley de Organizaciones Políticas. Mientras el MAS tiene la película clara (Evo tiene que ser el candidato sí o sí), los opositores ni siquiera han dado muestras de un intercambio de ideas para ver cuáles serán sus candidatos.
Pero hay una lógica en esa inacción: no se puede ir a unas elecciones primarias que, más allá de darle voz al militante acerca de las candidaturas, lo que busca es legitimar, así sea parcialmente, la de una sola persona, el presidente.
Por ello, las cartas están sobre la mesa: el gobierno se está valiendo del aparato estatal para imponer la inconstitucional candidatura de Evo Morales y la oposición comienza la lucha en las calles. Ya estamos en plena campaña electoralista.