Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 04 de septiembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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A pesar de que todo indica que la nueva Ley de Organizaciones Políticas (LOP), con su consiguiente primaria para la selección de binomios, está sacramentada, aún hay un poder del Estado que puede dar certidumbre a la débil democracia boliviana: el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Este poder está en una encrucijada difícil de resolver por lo que conlleva su decisión: si opta por habilitar al presidente Evo Morales, desoyendo el voto del 21F, se ganará el repudio de la mayor parte de la población y será recordado en la historia por su nefasto aporte a la desinstitucionalización y el caos.
Por otra parte, si el TSE decide cerrar el paso a la candidatura del primer mandatario, acatando el referendo y diciéndole que No a la Sentencia Constitucional 084/2017 del Tribunal Constitucional, inmediatamente la maquinaria estatal caerá con todo el peso sobre los vocales.
Juicios, procesos internos, presión de organizaciones sociales afines al MAS, persecución judicial, política y económica. Cárcel y destierro es lo que les espera.
Es ingenuo pensar que el oficialismo perdonará semejante atrevimiento. Sólo basta recordar al exmagistrado Gualberto Cusi y a otros que tuvieron la entereza, más allá de sus errores, de poner un alto al Ejecutivo.
El momento histórico requiere tomar decisiones difíciles. Esperemos que los vocales tengan esto muy en claro.
Editor de País de Los Tiempos