En el tercer día de movilización, seguidores del expresidente Evo Morales protagonizaron una violenta protesta en la sede de Gobierno que derivó en un enfrentamiento y gasificación por parte la Policía Boliviana, en su intento de ingresar a plaza Murillo donde está el Palacio Quemado y la Casa Grande del Pueblo. ¿El motivo? exigir la habilitación del exmandatario, protestar contra la crisis económica para generar adhesiones, a 80 días para la realización de las elecciones generales del 17 de agosto.
“El pueblo está defendiendo a su candidato. Al mismo tiempo estamos cansados de que el precio de la canasta familiar ha subido”, dijo uno de los seguidores. “Piensan que nos vamos a rendir con los gases, peor nos levantaremos. Este gobierno debe renunciar”, afirmó Juanita Ancieta, dirigente evista. 
Todo se generó pasado el mediodía del miércoles cuando un grupo de personas leales al líder cocalero llegó hasta uno de los puntos de acceso a Kilómetro Cero, entre las calles Potosí y Colón donde resguardaba un contingente policial. Los manifestantes que portaban wiphalas y carteles en favor de Morales lanzaron piedras y petardos contra los uniformados a quienes hicieron retroceder por algunos metros. Esa medida dejó al menos cuatro uniformados heridos, según el reporte oficial policial.
Willy Paz, subcomandante de la Policía en La Paz, informó que el uso de los agentes químicos como respuesta logró dispersar a los protestantes, que por momentos rebasaron al contingente de efectivos, la valla de seguridad, lo que hacía pensar que lograrían su objetivo de instalarse en la plaza Murillo que finalmente fue replegada. “Fue una marcha agresiva”, dijo. 
Durante la noche del miércoles los efectivos redoblaron la seguridad en los alrededores del kilómetro Cero, la plaza Abaroa donde a unos metros se encuentra el Tribunal Supremo Electoral (TSE), y las instituciones públicas estatales, a fin de evitar que se desate una violencia.  
En el otro bando, comerciantes y la Central Obrera de Trabajadores de El Alto también se movilizaron en contra del presidente Luis Arce, aunque el tenor era por el encarecimiento de los productos básicos, la falta de carburantes y del dólar. 
El viceministro de Defensa al Consumidor, Jorge Silva, denunció que existe una “arremetida política” por parte de actores políticos que buscan con sus marchas asfixiar la economía boliviana.
David Veizaga, dirigente intercultural, aseguró que las protestas serán indefinidas hasta que se logre inscribir la candidatura de Evo. Para esta jornada se prevé otra movilización en La Paz. 
En Cochabamba, los seguidores del expresidente instalaron un punto de bloqueo en el cruce de Tarata, a 20 kilómetros de la carretera antigua que conecta con Santa Cruz. Mientras que en Sucre, tres mujeres evistas instalaron una huelga de hambre en el frontis del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) exigiendo la renuncia de los magistrados prorrogados que, en su criterio, “proscribieron” la candidatura de Evo Morales por encima de la Constitución Política del Estado.
El politólogo Marcelo Silva consideró que las protestas evistas son “pataletas de ahogados” ya que pretenden generar dos cosas: una amenaza de desestabilización al Gobierno en función de crear una presión para que se habilite a Morales a las elecciones generales.
Ante la consulta sobre si estas movilizaciones y vigilias podrían afectar lo que queda de gestión de Arce y los comicios, Silva respondió que no se daría un apoyo a Evo por la disminución de su capacidad de movilización, aunque recalcó que es notorio la adhesión que pretenden buscar de otros sectores por la crisis económica. 
“La estrategia de Morales es esperar a que se sumen otros sectores disconformes con la crisis económica. Desde el Chapare ya no están haciendo alusión a la inscripción, sino a la crisis que vive el país”, consideró. 
En tanto que Franco Gamboa, sociólogo, manifestó que la marcha evista ha logrado mostrar su potencial desestabilizador que degenera en violencia y amenazas y que significa una bomba de tiempo para la administración de Arce y los futuros gobiernos. 
“Los evistas han quedado totalmente marginados. Ellos seguirán haciendo lo que saben hacer, desestabilizar la institucionalidad del TSE y a través de sabotajes y acciones violentas tratarán de destruir las condiciones democráticas en Bolivia. Se enfrentarán a las fuerzas del orden”, vaticinó, en contacto con EL DEBER. 
Entretanto, desde la sede de gobierno advierten con masificar las medidas de presión, a pesar de las represión y agresiones