Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 27 de mayo de 2025
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Contenido
Un reciente reporte del instituto Varieties of Democracy (V-DEM) actualizó las calificaciones asignadas a 179 países con relación a su desempeño democrático. ¿Cuál es la tendencia en el mundo y, lo más importante, cuál ha sido la calificación de Bolivia?
El presente texto resume los principales hallazgos de dicho informe, así como la vinculación de los resultados con la situación económica del país.
Nota metodológica
Antes de comenzar, es preciso mencionar que el V-Dem cuenta con una metodología propia, misma que considera diferentes aspectos de la democracia. De este modo, se desarrolla un total de cinco indicadores: el Índice de democracia liberal (LDI), el Índice de la democracia electoral (EDI), el Índice del componente igualitario (ECI), el Índice del componente participativo (PCI), y el Índice del componente deliberativo (DCI).
De este modo, nos aseguramos que nuestra comprensión de la democracia es amplia y no se restringe al ejercicio del voto, sino que, adicionalmente, se contemplan factores como las condiciones en que se emite ese voto y las restricciones a los derechos políticos y libertades civiles.
Principales hallazgos
Entre los principales descubrimientos se tiene:
• En 2024 hubieron 19 países en procesos de democratización, en contraste con los 26 de 2004.
• El número de países en procesos de autocratización pasó de 12 en 2024 a 45 en 2024.
• 44 países vieron su libertad de expresión disminuida, frente a los 7 países que experimentaron una situación similar en 2004.
• Para 2004 el 7% de las personas vivían en un país en procesos de autocratización, cifra que ascendió al 38% en 2024.
• El 13% de la población mundial vivía en países en procesos de democratización, cifra que disminuyó al 6% en 2024.
• En 2004 el 49% del mundo vivían en autocracias, cifra que ascendió al 72% en 2024.
• Para 2004 el 51% de las personas vivían en regímenes democráticos, cifra que cayó al 28% en 2024.
Bolivia en la pendiente autoritaria.
¿Qué sucede con Bolivia? Aunque es cierto que Bolivia experimentó un leve repunte en sus indicadores democráticos por allá de 2020, a raíz de las elecciones libres y transparentes que derivaron en el retorno del Movimiento Al Socialismo, posterior a las denuncias de fraude en 2019, lo cierto es que este último reporte del V-DEM demuestra un deterioro no menor en el desempeño democrático de Bolivia para 2024.
Según se puede observar en el gráfico, todos los indicadores del V-Dem han experimentado una variación negativa, lo que nos indica que, dado el elevado clima de alta conflictividad política, incertidumbre entorno a las elecciones y la persistencia en procesos judicializados contra opositores, la calidad de la democracia boliviana está disminuyendo.
Si bien se puede argumentar que la variación es mínima, considerando una escala del 0 al 1, no es menos cierto que estas variaciones son indicadores de lo que cabe esperar en el futuro democrático de Bolivia, es decir, afectan en la formación de expectativas.
Esto es especialmente preocupante cuando tomamos en cuenta que parte del desempeño económico y de la formación de expectativas dependen en gran medida del entorno institucional en que se desenvuelven. Ante un futuro cada vez más autoritario, la incertidumbre reflejada, más no limitada a, el riesgo país, por mencionar un caso, continuará creciendo.
Otra muestra puede encontrarse en la calificación de la deuda soberana de Bolivia: Los reportes del S&P Global hablan del “estancamiento político” que “limita la capacidad del país de implementar políticas que puedan abordar sus crecientes desequlibrios macroeconómicos”. En un entorno autoritario, la supresión de los diálogos democráticos o una posible ruptura institucional dejaría en una situación todavía más vulnerable a la ya debilitada economía boliviana, acabando con las posibilidades de un acuerdo nacional para implementar las tan necesarias políticas de ajuste fiscal.
Conclusión
Bolivia tiene una larga tradición autoritaria, una en la cual la democracia se ha mostrado tan frágil como resiliente. Aunque la democracia supo resurgir después de los conflictos sociales de 2019, su estabilidad nunca estuvo asegurada.
Descansando sobre pilares de arena, la democracia boliviana ahora enfrenta un deterioro que podría afectar e influir en el desempeño económico en la misma dirección. Es decir, ante mayor incertidumbre política, mayor incertidumbre económica.
En un contexto inflacionario y de grandes desequilibrios fiscales, un acuerdo nacional que facilite la aprobación de las leyes de ajuste necesario demanda compromisos serios con la institucionalidad democrática, entregando señales claras a los agentes económicos para la formación de sus expectativas.