Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 02 de septiembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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En los últimos días, noté que los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) temen más a los masistas que al diablo. Imagino que es porque la mayoría debe su cargo a aquellos más que a ellos mismos. Tal es su pánico, que han dudado, nada más ni nada menos, del mandato del pueblo del 21 de febrero de 2016 (21F).
He aquí algunos argumentos para que no estén tan nerviosos e inhabiliten sin miedo al político que no quiere acatar la orden del pueblo.
Primero. La mayoría manda –así haya ganado con un voto– es la regla de oro de la democracia. La minoría se suma implícitamente a la mayoría y, como dice el Art. 7 de la Constitución, se convierten en pueblo soberano constituyente. Si no fuera así, jamás articularíamos intereses y menos superaríamos conflictos.
Voto: En tiempos de la oscuridad política, cuando el pueblo no elegía, hacían creer que el gobernante, llámese rey, era un enviado de Dios; por tanto, era el representante que aglutinaba los intereses de la sociedad. Después de enormes luchas, los seres humanos arrancaron el derecho a elegir y limitar a sus gobernantes. Y nació el voto. Antes de que sea universal e igual, la renta, la propiedad, la riqueza y el sexo daban derecho al voto. No acatar el 21F, significa regresar al país a la oscuridad y proclamar a los perdedores como ganadores, entonces el voto ya no es igual y el gobernante pasa a ser una plaga enviada por Dios.
Referendo: Los actuales gobernantes decían que la “democracia neoliberal” no era participativa, sino sólo representativa, aunque la figura del referendo ya había sido incluida en la Constitución, justamente, por esos “neoliberales”. La Constitución de 2009 ratificó el referendo en el artículo 11.II.1 como una institución de la democracia directa. Ahora, los “defensores de la democracia participativa” mandan al tacho de basura el referendo del 21F y pavimentan el tránsito hacia al autoritarismo. El TSE lo puede evitar.
Derecho a la participación: El artículo 26 de la Constitución señala que los bolivianos tenemos derecho a participar, en igualdad de condiciones, en la formación, ejercicio y control del poder. El Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) puso por encima de los bolivianos al jefe del MAS. La Corte Interamericana de Derechos Humanos entiende, enmarcada en los artículos 23, 24, 1.1 y 2o. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que el Estado tiene la obligación de garantizar el goce de los derechos políticos, acorde al principio de igualdad y no discriminación. El TSE debe adoptar las medidas necesarias para garantizar su pleno ejercicio. Una de esas medidas es inhabilitar en las primarias al Presidente que cree tener su “derecho humano” a reírse de la gente.
Vinculante: Esta palabra supone, en el caso de un referendo, entregar en definitiva la decisión al pueblo. Por ello, los artículos 15 y 190 de la Ley de Régimen Electoral estipulan que, como ya decidió el pueblo, el referendo no puede ser anulado por ninguna causa y ante ninguna instancia, menos ante el TCP.
Lo vinculante del TCP: Quiere decir que las sentencias, que son razonamientos de los magistrados, son vinculantes siempre y cuando sean de conformidad con la Constitución porque su misión es velar por la supremacía de ella y garantizar derechos, entre ellos al voto y a la participación.
Puede interpretar y ejercer el control de constitucionalidad, pero no declarar inconstitucional la Constitución o declarar inaplicable algún artículo. Si no fuera así, los magistrados pueden suspender mañana el derecho a la vida para que el régimen mate impunemente. El país y los vocales del TSE tienen el deber de cumplir la Constitución y no un deseo de seis magistrados de sangre azul.
Derecho preferente: El artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos ya fue ampliamente respondido por la Comisión de Venecia. Imagino que lo entendieron, no quiero dudar de su coeficiente intelectual.
Finalmente, el 21F ganó la mayoría que quiere preservar la democracia y perdieron los detentadores del poder que quieren instaurar un gobierno dictatorial.
Queda establecido que hay argumentos de sobra; además, los vocales del TSE no están solos, la mayoría está con ellos, entonces ¿qué les falta?
Andrés Gómez Vela es periodista.