Medio: VISION 360
Fecha de la publicación: sábado 24 de mayo de 2025
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La que concluye fue una semana llena de sorpresas en lo político y, sin duda, la mayor fue la lista de cuatro preguntas que el presidente Luis Arce propuso para un eventual referéndum, paralelo a las elecciones judiciales fijadas para el primer día de diciembre. Como era de esperarse, las preguntas abrieron infinidad de interrogantes que posiblemente comiencen a aclararse ahora que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) fijó una posición oficial al respecto.
Sin embargo, otra avalancha de sorpresas llegó con los dardos que se lanzaron tres exfuncionarios del gobierno de Jeanine Áñez, los exministros de la Presidencia y de Gobierno, Jerjes Justiniano y Arturo Murillo, respectivamente, además de la exministra de Comunicación, Roxana Lizarraga. Murillo, por ejemplo, reveló que a Lizárraga se le pidió que renuncie por los constantes viajes que hizo a Miami, con dinero del Estado y sin permiso presidencial, para verse con su “amigo”, mientras que Lizárraga afirmó que en ese gobierno estaban más enfocados en “los negociados que podían hacer” y en “llenarse los bolsillos” y Justiniano recordó que Murillo es un “delincuente” que cumple condena en Estados Unidos.
Y en medio de este cruce de acusaciones que reabren la necesidad de investigar lo que pasó con la corrupción en ese gobierno, como en otros, surgió el nombre del “evista” y presidente de la Cámara de Diputados, Andrónico Rodríguez. Y ¡oh sorpresa! los exministros coincidieron en destacar su actuación en la crisis de fines de octubre de 2019, desatada por la protesta popular que demandó la renuncia del entonces presidente Evo Morales.
En conclusión, dijeron que no se sumó a la idea de un enfrentamiento armado que era parte de la apuesta de Morales para retornar al poder y que, por el contrario, alentó una salida que evite un derramamiento de sangre entre bolivianos, lo que finalmente ocurrió. El ahora presidente del Senado tenía entonces 29 años y evitaba, como hasta hoy, el protagonismo político.
“Él fue una ficha importante dentro de las negociaciones (de pacificación)”, escribió Murillo; “Él, como nosotros, estábamos preocupados por la situación de convulsión que vivía el país y prácticamente coincidimos en que era necesario pacificar el país”, dijo Justiniano y Lizárraga recordó: “Andrónico fue muy claro en sentido de que querían todos la pacificación del país, no querían sangre, ni de un lado ni del otro, creía que lo primero era recuperar la democracia, la libertad, el respeto (… ) Su intervención me sorprendió y me agradó porque vi a un Andrónico Rodríguez de buen corazón, pero presionado por Evo Morales y por una cúpula de cocaleros”.
Y este perfil que pinta a Rodríguez apoyando militantemente una salida coherente en beneficio de oficialistas y opositores enfrentados (es decir de todos), mientras otros alentaban bloqueos para asfixiar a las zonas urbanas donde se concentraba la protesta contra Morales, no hace más que mostrar a un político joven con proyección.
Tal vez, conocedores de ese rasgo conciliador de Rodríguez, algunos sectores “arcistas” propusieron durante la semana su candidatura a la Vicepresidencia, aunque por supuesto no se descarta que sea parte de una estrategia política para torpedear al bloque de Morales que aparentemente recupera algunos espacios masistas que deja la creciente condena al Gobierno por el manejo de la economía.
Eso es lo que justamente denunciaron los “evistas” y Rodríguez se encargó rápidamente de fijar posición. Dijo que es orgánico y que el único candidato elegido es Evo Morales. No cabe duda que mantiene una fidelidad absoluta al que considera su formador político, quién, en 2019, durante una conferencia de prensa en Argentina, comentó: “había sido conocido como ‘Evito’, tampoco es ‘Evito’” y luego descartó su postulación a la Presidencia por su juventud.
Bueno, ahora tiene 35 años, está habilitado y dependerá de él (¿o no?) trazar su futuro político.