Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 15 de mayo de 2025
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En menos de 12 horas, se despejaron algunas dudas electorales en el llamado movimiento popular; mientras los partidos de oposición siguen especulando con sus binomios y hacen cuentas para una elección que se les ha puesto cuesta arriba. La decisión de Luis Arce y la resolución 007/2025 del Tribunal Constitucional Plurinacional allanan las pretensiones presidencialistas de Andrónico Rodríguez.
Ante la posibilidad de tal descalabro, y con la urgente necesidad de garantizar un proyecto de izquierda que prorrogase el poder, Arce trató de maquillar su declinación con un discurso ‘de circunstancias’. Fiel a su estilo y a su dificultad para ver lo evidente, no titubeó en señalar que "no seré un factor de división del voto popular, ni facilitaré un proyecto de derecha fascistoide". Es decir, no aceptará la responsabilidad de su nefasta gestión y de las consecuencias que pudieran tener en las urnas.
La sala plena, por unanimidad, puso fin a las incertidumbres legales sobre las opciones de postulación de Evo Morales. Fieles a su estilo, en los prolegómenos de su declaración expresaron lo comprometidos que están con la democracia y la Constitución. Cómo si no supiéramos su proceder o como si hubiéramos olvidado que cinco de los nueve magistrados permanecen bajo esa anticonstitucional figura de autoprorrogados, enfatizaron hasta en tres oportunidades el “sometimiento estricto a nuestra Constitución".
La resolución, celebrada en todo el país, retumbó de manera especial en el Chapare. La decisión del TCP golpea de manera directa a Evo Morales y su proyecto de retorno al poder.
Hay que remontarse al 21 de febrero de 2016 para entender el verdadero sentido de esta bofetada que sacude a Morales. Lo remarcó el propio magistrado Espada. La resolución “respeta la voluntad popular de un referéndum”.
Y mientras los evistas patalean contra el TCP, el aventajado pupilo de Morales disfruta en silencio de la oportunidad ‘de oro’ que se le presenta. Sin competencia interna y con una oposición desarticulada y enfrentada en todos los niveles, no parece quién pueda frenar su ascenso al poder.
Solo la voluntad popular de miles y miles de bolivianos cansados del modelo económico social comunitario puede decidir un nuevo rumbo para el país. Como en ese referéndum de 2016, los ciudadanos están llamados a superar a los políticos y enarbolar la bandera de una Bolivia esperanzadora.