Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 30 de agosto de 2018
Categoría: Legislación electoral
Subcategoría: Leyes nacionales y decretos reglamentarios
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Ha sido aprobada por la Cámara de Diputados la Ley de Organizaciones Políticas, que debe pasar ahora al Senado, para luego ser promulgada por el presidente Evo Morales. La norma tiene una serie de importantes avances democráticos y ha sido elaborada con responsabilidad por el Tribunal Supremo Electoral, que realizó decenas de actividades de consulta y promoción.
Pese a lo profuso de su contenido, por el momento un solo aspecto ha acaparado el debate y es el referido a la obligatoriedad de realizar primarias al interior de los partidos para elegir a sus candidatos a la presidencia y vicepresidencia con miras a los comicios del próximo año.
La intención de ello es, teóricamente, ayudar a la democratización interna de las organizaciones políticas. Es verdad que el caudillismo, que tanto daño le ha causado al país, se inicia en los partidos. Tradicionalmente éstos se han constituido solamente basados en personalidades fuertes. En los últimos años han sido muy pocos los partidos que han logrado sobrevivir el paso de un liderazgo fuerte a otro, con excepción del largo período liberal de principios de siglo XX, en el que ello sí fue posible.
Organizar algún tipo de compulsa interna para establecer quiénes deben ser los dirigentes del partido es, por eso, algo positivo y no debería limitarse a la designación de candidatos a la presidencia. Las dirigencias de los partidos deberían renovarse periódicamente mediante justas electorales.
El problema de la norma es otro y se basa en la pregunta de por qué la mayoría masista en el Legislativo, súbitamente, se preocupa de la democracia partidaria, sobre todo considerando la manera verticalista y autoritaria con la que ese partido es manejado por el presidente Morales.
El proyecto de ley del TSE señalaba que las primarias debían realizarse de manera obligatoria hasta 2024, y no precisamente ahora, debido sobre todo al poco tiempo disponible para su organización. Pero el MAS se empecinó a que se hagan antes de los comicios de 2019.
Más aún, obviando lo avanzado por el TSE en Diputados, el MAS impuso cambios que solo pueden estar destinados a favorecer a su invariable binomio: que quienes quieran ser candidatos deben pertenecer a un partido ya conformado; eliminando con ello cualquier nuevo liderazgo.
Por otro lado, circunscribe solo a militantes de partidos la elección de candidatos, con lo que la posibilidad de una participación ciudadana o de más amplio alcance, se elimina.
En otras palabras, la oportunidad para cambiar y fortalecer a las organizaciones políticas queda convertida, nomás, en una oda a los caudillos o dueños de partidos.
El MAS necesita imperiosamente imponer sus candidatos al registrarlos a las primarias, para evitar que siga creciendo el movimiento que exige que Morales no postule, tomando en cuenta que perdió el referéndum del 21 de febrero de 2016.
El otro objetivo parece ser entrar de una vez a una etapa preelectoral, en la que es mucho más eficiente que haciendo gestión.
Los vocales del TSE han emitido en los últimos días dos comunicados importantes: uno, el que señala que tomará una decisión sobre si Morales puede ser candidato, y que existen dos hechos que debe sopesar: el resultado del referéndum que, dijeron, está vigente y es vinculante, y la sentencia del Tribunal Constitucional, que permite la reelección indefinida de Morales. El otro asunto es que ratificaron que son ellos, los vocales, quienes autorizarán si una persona cumple o no los requisitos para presentarse en las mencionadas primarias.
Por lo tanto, el intento del MAS de forzar a que sus candidatos sean aceptados (Evo Morales y Álvaro García Linera) llega al mismo lugar: el TSE, pero adelanta los plazos. La decisión que debía tomar esa entidad a mediados del próximo año podría asumirse ya en octubre próximo, cuando los candidatos deban inscribirse. Si el TSE actúa de acuerdo al mandato constitucional, Morales y García Linera no podrían ser inscritos como postulantes.