Medio: La Razón
Fecha de la publicación: martes 04 de febrero de 2025
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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A puertas de su Bicentenario, Bolivia enfrenta uno de los procesos electorales más inciertos, marcado por la ambivalencia y el extravío ideológico de sus líderes políticos. Esta situación ofrece pocas certezas y limita las oportunidades para construir un país con visión de futuro, basado en la fortaleza de su pueblo y las grandes riquezas que la naturaleza le ha otorgado.
En diversos momentos de la vida republicana y del Estado Plurinacional, los discursos y acciones de los líderes políticos expresaban el modelo de estado o el proyecto de país que pretendían construir, por ejemplo, el liberalismo y el conservadurismo en el siglo XIX o el socialismo y el liberalismo en el contexto de las luchas ideológicas del siglo XX. Sin embargo, la realidad política contemporánea revela una pérdida del horizonte ideológico y una transformación preocupante en las prácticas democráticas.
Pareciera que el ejercicio político, indispensable en una democracia, ha sufrido un deterioro ideológico irreparable, derivando en una práctica dominada por intereses personales y de grupo. El espacio público, más allá de las visiones político-ideológicas, la propuesta de país o incluso un plan de desarrollo a implementar, se ha convertido en un campo de disputa por el poder, donde priman la confrontación y la venganza, debilitando la posibilidad de un debate genuino y real sobre el futuro del país.
En los últimos días, hemos sido testigos de cómo la clase política actual, sin pudor alguno, puede transitar de una posición ideológica a otra sin siquiera inmutarse. Este cambio constante de posturas refleja una preocupante ausencia de principios y límites morales, donde la única meta es alcanzar el poder, sin importar los medios o las consecuencias. Esta realidad no solo evidencia la falta de compromiso con los ideales, sino también una crisis de confianza que debilita la democracia y perpetúa la desilusión ciudadana.
La instauración del Estado Plurinacional en 2009 representó una oportunidad histórica para superar los viejos paradigmas de exclusión y desigualdad. Este nuevo modelo prometía integrar la diversidad cultural y social de Bolivia en un proyecto nacional inclusivo. Sin embargo, el sueño de construir una patria unificada en torno al interés colectivo ha sido saboteado por una clase política que no ha logrado trascender sus intereses particulares.
La crisis política e institucional es resultado de una acumulación de errores en el ejercicio del poder, caracterizados por la improvisación y la falta de visiones a largo plazo. Esta situación plantea el riesgo inminente de un retorno a formas autoritarias de gobierno que reconfiguren las élites políticas tradicionales, exacerbando la exclusión y el debilitamiento institucional.
En este contexto de incertidumbre, Bolivia necesita un proceso profundo de reinvención política y democrática, que debe ser impulsado por el propio pueblo, bajo los siguientes principios:
• Recuperación del horizonte ideológico, donde los partidos y movimientos políticos redefinan sus principios y articulen propuestas que prioricen el bien común por encima de intereses sectarios.
• Fortalecimiento institucional, para reconstruir las instituciones democráticas sobre la base de la transparencia, la inclusión y la participación ciudadana, recuperando la confianza y autoestima del pueblo boliviano.
• Educación política, para fomentar una ciudadanía activa, crítica y comprometida con la gestión de los asuntos públicos.
• Diálogo y reconciliación, para reemplazar la polarización por un debate constructivo que permita la convergencia de los diversos sectores de la sociedad en un proyecto de país Bolivia, inclusivo y con visión de futuro.
El futuro de Bolivia depende de su capacidad para reinventarse y construir una democracia renovada, inclusiva y fundamentada en la riqueza de su diversidad. Este proceso no será fácil ni inmediato, pero resulta imprescindible para evitar que los errores del pasado y del presente perpetúen un ciclo de inestabilidad y retroceso. La reingeniería de la política y la democracia no solo es una necesidad urgente, sino también una oportunidad para reimaginar un proyecto de país que garantice justicia, bienestar y el Vivir Bien para todas y todos los bolivianos. En última instancia, es fundamental recuperar el amor por Bolivia y la fuerza transformadora del pueblo unido.