Medio: BRÚJULA DIGITAL
Fecha de la publicación: miércoles 06 de noviembre de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Su semblante y su estado de ánimo son completamente distintos. Su amplia sonrisa ha vuelto a cubrir su pequeño rostro. Su mirada recuperó el brillo de 2019. Camina los pasillos del Palacio de Justicia de La Paz y sube a los ascensores de los tribunales repartiendo bendiciones, siempre sonriendo.
Tiene las manos enmanilladas, luce un chaleco antibalas y hasta le pusieron un casco por razones de seguridad. No impiden que exhiba optimismo, confianza, cierta seguridad de que el capítulo en su vida como preso político está por concluir.
Luis Fernando Camacho Vaca es otro, a poco de cumplir dos años preso en Chonchocoro, acusado de urdir y encabezar un inventado golpe de Estado para derrocar a Evo Morales, quien sí le asestó el peor de los golpes a la democracia boliviana con un grosero fraude en las elecciones de octubre de 2019. Camacho enfrenta un total siete procesos judiciales, cuatro en fase de inicio de juicio —presencial y virtual—.
En el caso cuya carátula dice Golpe 1, el juicio oral y contradictorio ya en está en curso. Camacho consiguió que la acusación fiscal sea enmendada y, si las cosas marchan como hasta ahora, sus abogados defensores creen que la pesadilla debería acabar con una sentencia absolutoria, obviamente apelable.
¿Los astros se están alineando? En el caso de presunta corrupción denominado Carro Bombero, la justicia ha determinado darle libertad condicional con el pago de una fianza de 300.000 bolivianos y otras medidas sustitutivas a la detención preventiva.
A diferencia de lo que ocurrió con otros políticos bolivianos que estuvieron en prisión en las últimas décadas, estar encarcelado en el penal altiplánico de Chonchocoro, tras ser secuestrado de Santa Cruz la tarde del 28 de diciembre de 2022 por el paro de los 36 días entre octubre y noviembre por Censo en el país, hizo que su peso político regional se mantenga intacto.
No son pocos quienes dicen que Camacho tiene la llave de Santa Cruz para cualquier proyecto electoral opositor que tenga como objetivo vencer al MAS en las elecciones de 2025. La lectura de su entorno político, de quienes se han mantenido leales hasta el momento, es más ambiciosa.
Creen que una sentencia absolutoria puede ser el trampolín para que el gobernador titular de Santa Cruz dé un salto y se posicione como posible candidato presidencial. Las visitas que recibió en los últimos meses de los principales liderazgos opositores los pusieron a pensar en que el empresario, abogado y político cruceño podría capitanear al bloque opositor, así la fecha de su excarcelación sea absolutamente incierta.
Camacho tiene experiencia en eso de buscar el voto a nivel nacional y departamental. En 2020, en binomio con el excívico potosino Marco Antonio Pumari, obtuvo el tercer puesto con el 14,1% de los votos. Fue señalado de causar la división del voto opositor, aunque consiguió una bancada de 40 senadores y diputados —entre titulares y suplentes— cuya mayoría se desbandó ni bien llegó a la Asamblea Legislativa.
Hace poco, uno de los dos partidos que dieron vida a la alianza Creemos: UCS del alcalde cruceño Johnny Fernández, dio por concluida la experiencia electoral con lo que Creemos tiende a extinguirse si no la renuevan con un nuevo pacto político-partidario.
En las elecciones regionales de marzo de 2021, Camacho se alzó holgadamente con la victoria en el departamento cruceño con el 55,6% de los votos. Sin embargo, la gestión en la Gobernación, con él como máxima autoridad ejecutiva entre mayo de 2021 y diciembre de 2022, ha sido calificada como mediocre.
No materializó las promesas electorales, se aplazó en la atención de las necesidades de las provincias, aisló al entonces vicegobernador Mario Aguilera, acusó a la gestión del exgobernador Rubén Costas y se vio envuelta en denuncias corrupción que dieron paso a procesos penales abiertos por el Ministerio Público, al margen del caso Golpe 1.
Si se cumple la previsión de los abogados defensores y Camacho obtiene una sentencia absolutoria, éste debería retomar la conducción del Gobierno Autónomo Departamental, paso que puede socavar el capital político preservado como preso político del gobierno de Luis Arce.
Reducción de ingresos por coparticipación, acumulación de demandas no satisfechas, doble desafío coyuntural —institucional y electoral—, reaparición del fantasma de la corrupción y restitución de los señalamientos de anteponer sus intereses a la oportunidad de vencer al MAS ahora dividido en facciones pueden ser, entre otros, los factores que cambien la percepción del electorado.
Camacho, hoy con 45 años, y sus estrategas políticos tienen la opción de plantear que el gobernador cruceño complete el binomio del bloque de unidad opositora. Desde la perspectiva del camachismo, esa posibilidad garantizaría el voto cruceño y minimizaría a cualquier otro frente electoral dizque opositor, aunque los efectos de su retorno a la administración departamental serían verdaderos lastres.
La sonrisa de Camacho no se la borra nadie. Siente que puede pasar de Chonchocoro —en Viacha— a Santa Cruz y de allí a la plaza Murillo de La Paz y sus adyacencias. Siente que el poder vuelve a tocar su puerta, pero debe realizar un análisis frío sobre el tipo de mandatarios que espera el país para enfrentar la crisis multidimensional e inaugurar un nuevo ciclo político nacional.