En los últimos días, entre largas filas, empujones y reclamos, muchas jóvenes acudieron a empadronarse para ejercer su derecho al voto en las elecciones judiciales de 2024. Este proceso electoral, para nuevas autoridades del Tribunal Constitucional Plurinacional, es relevante ya que son las principales autoridades llamadas a dar justicia a la población que históricamente ha enfrentado barreras para su participación política: las mujeres jóvenes.

En los pasillos de los recintos a los que miles de jóvenes acudieron a empadronarse, ya se escucharon voces firmes y atronadoras en busca de justicia, de respeto a los derechos de las mujeres, el valor de contar con autoridades que cumplan su rol, sobre todo en materia de justicia. No en vano hicieron vigilia hasta verificar que fueran correctamente registradas para votar, perseverancia que da esperanza a quiénes se consagraron en la defensa de los derechos humanos en especial de las mujeres.

Autoorganizarse en las filas, cuidar a quienes esperan y transitan entre las oscuras calles, estar al pendiente a quienes llevan en brazos a la siguiente generación, aprovechar el tiempo en conversar y debatir mientras la burocracia nos consume el tiempo; muchos espacios retoman la vitalidad del ejercicio político de construir lo venidero a partir del diálogo y la empatía. 

La importancia de la participación de las mujeres jóvenes en estas elecciones radica no solo en su impacto individual, sino en el potencial transformador que tiene su voto en un proceso que definirá el futuro del sistema judicial boliviano, y han tenido que luchar para asegurarse de que sus derechos sean respetados, a pesar de las dificultades.

Las jóvenes a menudo enfrentan discriminación, violencia y falta de oportunidades, lo que convierte su participación en un acto de resistencia y reivindicación. Al insistir en su derecho al voto, estas jóvenes no solo están cumpliendo con un deber cívico, sino también desafiando las estructuras patriarcales que históricamente las han marginado.

Este compromiso es un recordatorio poderoso por el que la democracia se fortalece cuando todas las voces son escuchadas. Las jóvenes tienen un papel indispensable en la construcción de un futuro más justo e inclusivo para nuestro país.