Sobre las próximas elecciones generales en Bolivia y la diferencia entre la unidad pactada y la unidad disputada:

A sólo diez meses de las próximas elecciones generales en Bolivia, comienza a calentarse el panorama político-electoral en el país. Desde esa entelequia llamada “oposición” al autoritarismo cleptómano del MAS, todos hablamos de unidad, la ciudadanía clama por la unidad opositora, pero ésta parece aún difusa e inalcanzable. Recientemente, opositores que han sido protagonistas de la política boliviana durante las últimas tres décadas (todos excandidatos a la presidencia), cada uno por su cuenta, ha decidido entrar una vez más al ruedo electoral invocando la mentada “unidad”. No obstante, al parecer proponen una unidad sólo entre un puñado de ellos, acordada en función de sus propios cálculos políticos; es decir, proponen una nueva versión de la “unidad pactada”. 
Al otro lado del espectro electoral opositor, desde hace ya varios meses se ha organizado un nutrido grupo de pre-candidatos presidenciales, junto a organizaciones políticas (siglas) de alcance nacional, departamental y municipal, además de nuevos actores políticos, que formalmente han propuesto al país una especie de elecciones primarias ciudadanas, en la que todos los aspirantes a la presidencia participen de forma democrática y plural, de manera que sea la ciudadanía la que seleccione al mejor candidato de la oposición. Es decir, ellos proponen la “unidad disputada”.

Desde la unidad pactada, sus promotores pretenden una sexta versión de la misma fórmula fallida que han aplicado con resultados desastrosos desde 2005, para disputarle las elecciones generales al MAS. Ese año, el candidato que aglutinó el voto opositor fue Tuto Quiroga con 29%, pero Samuel Doria y Michiaki Nagatani (la estrella fugaz del ocaso del MNR) le quitaron a Tuto el 8% y 6%, respectivamente del voto opositor. En la elección del 2009, fue Manfred Reyes Villa quien aglutinó el 26% de la votación, pero Samuel Doria y René Joaquino le quitaron el 6% y 2%, respectivamente del voto opositor. 

En 2014 Samuel logró erguirse como la estrella de la oposición, pero esta vez Tuto le quitó el 8% y Juan del Granado el 3% del voto opositor. En las elecciones del 2019, ya con un Evo Morales bastante desgastado en su cuarta e ilegal postulación, fue Carlos Mesa quien logró la máxima concentración del voto opositor, apelando al “voto útil”, con un 37%. Eso fue sin contar el fraude monumental que resultó en la anulación de las elecciones, la consiguiente fuga de Morales a México y el gobierno de transición de Janine Añez. 

Al igual que los años anteriores, en 2019 un emergente Chi Hyung Chun le arrebató a Mesa un 9% del voto opositor y Oscar Ortiz otro 4%. En las elecciones del 2020, Mesa nuevamente logró concentrar el voto oposito con el 29%, pues esta vez Luis Fernando Camacho, otro líder emergente, le arrebató el 14% del voto opositor. Ese año, Chi desapareció de la escena electoral con un magro 1,5%. Tuto iba por el mismo camino, pero tuvo la sensatez de retirarse de la carrera electoral. En síntesis, Tuto y Samuel han sido candidatos a la presidencia tres veces, aunque Samuel tuvo una cuarta candidatura a la vicepresidencia acompañando la pretensión presidencial de Añez. Por su lado, Manfred, Mesa y Chi ha sido cada uno dos veces candidatos presidenciales. La pregunta pertinente es entonces: ¿qué les hace pensar que esa fallida “unidad pactada”, la misma fórmula con los mismos protagonistas, esta vez sí les va a conseguir el apoyo mayoritario del pueblo boliviano?

Por el lado de la “unidad disputada”, son al menos cinco los líderes emergentes que han hecho pública su intención de pugnar por la presidencia de Bolivia, a saber: Amparo Ballivián, Carlos Böhrt, Vicente Cuéllar, Branko Marinkovic y Agustín Zambrana. A diferencia del bloque de la unidad pactada, ninguno ha sido previamente candidato a la presidencia. Luego de varios meses de deliberaciones con otros líderes nacionales y regionales afines, así como con diversas organizaciones políticas, se ha logrado un acuerdo base para encarar las próximas elecciones, consistente en que todos los pre-candidatos disputen entre sí la candidatura del bloque, para que sea la ciudadanía quien seleccione al candidato más idóneo. 

Para ello, cada candidato presentará ante los electores su visión de país, sus valores, su programa y su propuesta, junto a su liderazgo y credibilidad, en una contienda plural, democrática y transparente. Bajo la consigna de la “unidad disputada”, el bloque ha acordado por ahora los siguientes puntos: 1) todos los participantes se someterán al proceso de “elecciones primarias”, consistente en un sistema híbrido de una votación digital complementada con encuestas nacionales, comprometiéndose todos los participantes a apoyar la candidatura ganadora, cuando menos en un férreo control electoral, 2) dichas elecciones primarias estarán a cargo de un Tribunal Electoral Ciudadano (TEC), conformado por personajes notables elegidos por consenso, habiendo ya sido elegidos como sus dos primeros miembros el dirigente indígena de tierras bajas Marcial Fabricano y el exlíder cívico cruceño Germán Antelo Vaca; 3) el reglamento detallado para el proceso de elecciones primarias será consensuado en los próximas semanas, reglamento que definirá las atribuciones del pre-candidato ganador, la forma de configuración de las listas parlamentarias, la forma de encarar conjuntamente el control electoral y la forma de participación en el bloque de los partidos o siglas políticas actualmente reconocidas por el Tribunal Supremo Electoral, entre otros.

La experiencia electoral de los últimos 20 años nos muestra con claridad que la única forma de desterrar al MAS del poder, por la vía de las urnas, es con un candidato de unidad. A su vez, la única forma de lograr una candidatura única de la ciudadanía democrática es mediante la denominada "unidad disputada". 
Para que dicha unidad sea exitosa, proponemos lo siguiente: a) que cada pre-candidato sea necesariamente postulado por un partido político reconocido por el TSE, pudiendo un mismo partido postular a más de un pre-candidato con el propósito de asegurar desde el principio la viabilidad electoral del pre-candidato seleccionado; b) que el candidato seleccionado tenga la potestad de elegir, junto al partido que lo postula, su acompañante a la vicepresidencia, los candidatos a senadores y los candidatos a diputados plurinominales, lo cual facilitará la conformación de alianzas con otros pre-candidatos y partidos; c) que los pre-candidatos que no resulten elegidos, tengan el derecho a postular a candidatos a diputaciones uninominales, en función a la votación total y regional recibida, de manera que la unidad disputada tenga un candidato fuerte en cada una de las 70 circunscripciones uninominales, con el propósito de asegurar una vigorosa coalición parlamentaria que le asegure gobernabilidad al candidato ganador de la unidad; d) que todos los pre-candidatos participantes, pero con especial énfasis los que resulten candidatos a diputaciones uninominales, se comprometan a realizar un férreo control electoral en cada una de las más de 35.000 mesas electorales en todo el país y e) que todos los participantes en el bloque de unidad disputada nos comprometamos con la lucha por un nuevo padrón electoral limpio y transparente.

Hoy Bolivia vive una profunda crisis económica, política, institucional y medioambiental, la cual sólo podrá ser resuelta por un nuevo gobierno que cambie drásticamente el rumbo por el que transita nuestra patria. Para ello es imperativa la unidad electoral de quienes creemos en la democracia y el Estado de Derecho, de quienes queremos desterrar al MAS del ejercicio del poder. ¡Para lograr ese vital y noble cometido debemos sumarnos a la unidad disputada!   

Miguel Roca es diputado de Comunidad Ciudadana.