Medio: BRÚJULA DIGITAL
Fecha de la publicación: viernes 04 de octubre de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Respecto a los posibles candidatos a la Presidencia de Bolivia y cuales podrían tener más éxito en las elecciones:
En los últimos días, se han intensificado los análisis de periodistas, analistas y políticos, respecto a los posibles candidatos a la Presidencia de Bolivia. Como ya es común en nuestro país, los precandidatos abundan, porque si algo no falta en la política boliviana, tan venida a menos, son personajes que creen tener las condiciones o méritos para optar a la Primera Magistratura, que por cierto precisa de habilidades extraordinarias, para recuperar la economía y la debacle del Estado, después del desastroso manejo del MAS en casi dos décadas.
Por lo anterior, el electorado boliviano tiene dos preocupaciones esenciales, reflejadas en todos los estudios de opinión conocidos a la fecha: el rumbo de la economía y la conflictividad en el país. A los bolivianos, les preocupa lo que viene, por lo que definirán su voto en función de quien les dé la certeza de controlar la economía en picada y enrumbarla hacia mejores condiciones, es decir, mejores ingresos, oportunidades laborales y de emprendimientos, estabilidad de precios, etc.
De igual forma, al momento de decidir su apoyo, valorarán la capacidad y la experiencia de los candidatos o candidatas y sus equipos políticos, para crear las condiciones de estabilidad social y disminuir los niveles de conflictividad. Esto implica, que tengan la experiencia y el carácter necesarios para controlar las arremetidas de los grupos de oposición, que seguirán contando con fuerza en un contexto económicamente complicado.
En este escenario, el MAS tiene muy pocas posibilidades de aglutinar siquiera al 30% del electorado, pues existe la constatación de que el modelo de país que propuso este partido no es viable y ha fracasado. Por otro lado, es un partido, profundamente escindido, fraccionado en dos bloques enfrentados a muerte y profundamente corrompido. Esta crisis es tan profunda, que no solo irán divididos, sino que incluso hay una alta probabilidad de que pierdan la sigla. Por tanto, la probabilidad de triunfo de la oposición es más alcanzable que nunca.
Ya analizando la oferta de candidatos, se acusa al MAS de tener un candidato “tapado”, Manfred Reyes Villa, actual alcalde, que ha vuelto al país con el MAS abriéndole las puertas y ventanas para habilitarse como candidato en Cochabamba, a pesar de no haber cumplido con un requisito básico: residir en el municipio. El ex militar, hace pocos días dijo a un programa de televisión muy conocido, que había sido ayudado por Evo Morales. Si esto fuera poco, es uno de los alcaldes que apoya con más entusiasmo y disciplina todas las acciones gubernamentales, a pesar de haber sido electo con el voto de la oposición. Lo anterior hace que no se lo pueda ubicar como un candidato de oposición.
De los nuevos candidatos, que pasan de quince, se descartan prácticamente todos, pues no han aparecido en los estudios de opinión. Son candidatos “individuos”, sin partido ni recursos para encarar una campaña. Por ello, los candidatos “más serios”, terminan siendo los denominados tradicionales, es decir: Carlos Mesa, Rodrigo Paz, Tuto Quiroga, y Doria Medina. El único emergente, que aparece en encuestas, es el Rector cruceño Vicente Cuellar.
Carlos Mesa, ha disminuido en su incidencia política, su bancada se ha atomizado y le quedan muy pocos adherentes, lo cual debilita ostensiblemente sus posibilidades. Queda claro que en occidente conserva niveles de apoyo en círculos intelectuales.
Rodrigo Paz, actual Senador de Mesa, goza de la simpatía de sectores de las clases medias urbanas, pero al parecer, su estrategia de viajar intensamente, recorriendo todos los rincones patrios no le está rindiendo los frutos que se esperarían o que al menos estos no se reflejan en las encuestas.
El Rector Cuellar, tuvo un inicio expectante, pero no ha logrado conmover al electorado, porque muy rápidamente se adhirió a las viejas formas de hacer política, lo que lo sacó del escenario renovador y lo puso en la bolsa de lo tradicional. Esta posiblemente sea la causa de su estancamiento en los estudios.
Tuto Quiroga, por su parte, es un político conocido que ya fue presidente del país. Sabe de economía, pero no tiene un equipo político que le permita sostener una campaña o un gobierno, aunque esto también se podríamos decir de otros. Es elocuente en su discurso confrontador y de ataque al MAS, por lo que le sería difícil ocupar el centro político y proyectarse como el constructor de la paz social y la reconciliación del país.
Finalmente, Samuel Doria Medina, que aún no ha anunciado su candidatura. Jefe de un partido nacional, ex Ministro de Planificación de un gobierno liberal y empresario reconocido por sus inversiones exitosas, sobre todo en Santa Cruz y La Paz, lo que lo coloca en una situación expectable en los conglomerados urbanos de estos dos departamentos.
Estos dos últimos candidatos son los más cercanos al perfil de demanda del electorado, cuya preocupación fundamental, expresada en todos los estudios realizados, es la cuestión económica. Ambos candidatos saben de economía, Doria Medina tiene la ventaja de que es empresario y logra empatía con los emprendedores y los que sueñan serlo, sobre todo jóvenes. Aquí se debe anotar, una exitosa campaña en redes sociales, evidentemente orientada a los jóvenes desde hace ya varios años atrás, que ha logrado el objetivo trazado: ser el candidato o líder político, más conocido en la población menor a 30 años.
Particularmente, considero que Samuel debe tomar la decisión de competir, porque podría ser el candidato con mayores posibilidades de ganar, pues este es un escenario electoral ideal para su perfil, a diferencia de los anteriores. Por otro lado, por su trayectoria empresarial y política, podría ser el Presidente que le hace falta a Bolivia para tomar un nuevo rumbo en lo institucional, económico y político, planteando la unidad y la paz que el país necesita.
Si las elecciones fueran en los próximos dos meses, con seguridad que estos serían los nombres con mayores posibilidades para ser los candidatos con más apoyo, sin embargo, a este análisis habrá que añadir quienes van como sus acompañantes. No es un tema de regiones, eso está demostrado por los antecedentes de nuestra democracia. Se trata de conformar un binomio de oposición que dé la certeza o al menos la esperanza de unidad y reconciliación.
El equipo ciudadano y político que los acompañe también será determinante para incrementar las posibilidades de ser creíbles, ante el descrédito que sufre actualmente la clase política. Finalmente, el equipo estratégico y de asesores que se logre aglutinar (que debieran tener varios presidentes en la espalda), aportarán para derrotar al MAS, que no escatimará recursos lícitos e ilícitos para mantenerse en el poder.
Veremos cómo madura el escenario electoral, pero queda claro que en tres meses como máximo, las cartas de los candidatostendrán que estar sobre la mesa.
José Luis Bedregal V. es especialista en Gestión Pública