Medio: Opinión
Fecha de la publicación: jueves 26 de septiembre de 2024
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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La democracia y la dictadura son dos formas de gobierno opuestas en la forma de ejercer el poder, la toma de decisiones y el respeto (o no) de los derechos y libertades de los ciudadanos.
Cualquier ciudadano siempre optará por el sistema democrático, sin embargo, en el mundo que vivimos todo se entremezcla y confunde, al punto de que la democracia es cada vez menos democracia, lindante con la dictadura, abierta o encubierta.
La alternabilidad, por ejemplo, es un principio fundamental de la democracia que se refiere a la rotación o cambio periódico de los titulares en cargos públicos, a través de elecciones libres y justas. Este principio garantiza que el poder no permanezca indefinidamente en manos de una sola persona, grupo o partido, promoviendo la pluralidad, la participación política y la renovación de ideas y liderazgo.
La tragedia cubana emulada por Venezuela y Nicaragua, sin mencionar otro tipo de dictaduras, no puede ni debe ser ejemplo para Bolivia, a pesar del desubicado presidente que llegó al cargo por azar o capricho del destino.
Podemos vivir sin el MAS, no queremos que nos salven marchando o peleándose como perros y gatos, cuando son igual de peligrosos.
Suficiente de la experiencia vivida, cuando a nombre de la democracia se eliminó el equilibrio de poderes, la institucionalidad, la meritocracia, la seguridad y otros derechos de país civilizado.
Tras el despilfarro de la bonanza por el precio del gas y petróleo, Bolivia camina al despeñadero si no se cambia el modelo económico.
Hoy los ciudadanos que viven de su trabajo no pueden retirar de los bancos y cooperativas sus ahorros en dólares o bolivianos, sin explicación convincente.
Ante el fracaso rotundo, los masistas de toda laya, deben comprender que su ciclo ha concluido y que mediante el voto la mayoría decida el rumbo.
La concentración del poder lleva al estancamiento político, corrupción, descontento social, por eso la alternabilidad es esencial para el funcionamiento de una verdadera democracia.
Sin embargo, preocupa la actitud de los políticos que se creen dueños de los votos, con desprecio a los ciudadanos que también piensan.
Cada ciudadano, mujer u hombre, debe ejercer su derecho con libre voluntad, sin necesidad de recibir órdenes o línea política.