Medio: EJU TV
Fecha de la publicación: domingo 08 de septiembre de 2024
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
De aquella generación de los 90 sobrevive precisamente Johnny Torres, circunstancialmente hoy por hoy alcalde de Tarija, pero sobre todo, un político resistente y con olfato que ha consagrado su carrera al MNR con inusitada lealtad, viendo como se gastan estos días los opositores.
La semana pasada se consolidó como jefe del Comando Nacional del MNR. En una simplificación de las que gustan por el norte, se diría que fue elegido como jefe orgánico el líder del partido con mayor poder institucional, pues hace décadas que no se veía a un rosado puro en una alcaldía como la de Tarija, sin embargo, no es ni la primera vez que lo asume ni probablemente la más difícil. Ser del MNR en Tarija parece tarea fácil, pero Torres no proviene de ninguna de las grandes familias del emenerrismo histórico ni era especialmente cercano a Víctor Paz Estenssoro, pero supo gestionar las filias y fobias de todos ellos y sobre todo, mantenerse firme al partido en los momentos de máxima tempestad para reunirlos a todos y mantener el comando departamental activo en lo orgánico, que no es poco con los tiempos que corren. Por eso Torres está legitimado para marcar línea sobre la crisis de 2003 y con ella, administrar la relación con Carlos Mesa o con Mario Cossío, que también optó por liberarse creando su propia sigla.
Después jugó roles secundarios como diputado suplente primero (2005) y ya más predominante, como asambleísta en Tarija (2010) en la primera Asamblea Autónoma donde acabó jugando un papel clave tras la fuga del gobernador Mario Cossío.
En aquella legislatura desvencijada y con el MAS creciendo en poder e influencia de forma exponencial en Tarija y a nivel nacional, Torres se tuvo que hacer mayor casi solito y la campaña de 2014 le sirvió para consolidarse, y a la mala: Con la Constitución aprobada y los recursos creciendo, el MAS salió de compras y fichó a casi todos los opositores que aún quedaban en el país a precio de saldo. En Tarija reclutó a Carlos Brú, otros exmiristas como Rubén Vaca y decenas de adenistas como Milciades Peñaloza, pero ahí se mantuvo Torres, que no dudó un segundo en ponerse al lado de Samuel Doria Medina, con todo su estigma, para consolidar la idea del “Frente Amplio”, es decir, una sola fuerza electoral que consiguiera el objetivo primigenio de botar al MAS.