Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 01 de septiembre de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Referendos
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
El triple referéndum anunciado por el presidente Arce en su mensaje del 6 de agosto se cayó por falta de preguntas. Al menos de preguntas bien formuladas. Así, lo que fue anunciado como “el momento en que el pueblo junto a su Gobierno escojamos el camino que deseamos transitar de cara al Bicentenario” (sic), duró apenas 24 días. No hubo convocatoria por decreto porque las preguntas no pasaron la verificación técnica ni el control de constitucionalidad. Mal intento.
Entre el anuncio y el envío de las preguntas al TSE pasaron 15 días. Más bien había premura. Las preguntas reprobaron desde el mínimo gramatical: sujeto y predicado. Y ninguna pasó los criterios de claridad, precisión e imparcialidad. La vana consulta sobre escaños quedó excluida porque, al suponer reforma constitucional, no procedía por iniciativa presidencial. Lo mismo aplica a la pregunta sobre la reelección. Y había duda sobre la legalidad de la consulta subvencionable.
El sesgo en las preguntas y el uso instrumental del referéndum eran indefendibles. El Gobierno aceptó las observaciones del TSE: debía reformular las preguntas. Pero en lugar de enviarlas al órgano electoral para conformidad final, las mandó directamente al TCP. Y encima peor redactadas. ¿Levantar gradualmente la subvención? ¿Qué significa ese “poco a poco”? Y en el colmo de la desidia (ah, las prisas), escribió “forma” donde debía decir “reforma” (parcial de la Constitución).
Las fallidas preguntas expresan una cuestión de fondo: el triple referéndum fue una audaz iniciativa política, movió agenda, alborotó al personal. Pero era inviable además de inútil. Y estaba muy contaminado por la obsesión de inhabilitar la candidatura de Evo. Si querían reformar la Constitución, no se podía convocar por decreto (no existe referéndum “consultivo”). Ahora están fuera de plazo para votar el 1 de diciembre junto con las elecciones (per)judiciales.
Como mecanismo de la democracia directa, el referéndum expresa el derecho a decidir. El problema es cuando se malogra con fines plebiscitarios o, como en este caso, se usa en calidad de falaz artefacto de legitimación.
O, peor, cuando se envilece burlando su carácter vinculante, como hizo Morales el 21F. El referéndum es demasiado importante como para dejarlo librado a las razones de presidentes fuertes o de gobiernos débiles. ¿Quieren preguntar? Háganlo bien y conforme a Ley.
¿Qué sigue ahora? Este mes, el TSE debe realizar el trabajo técnico-aritmético para la distribución de escaños. El Gobierno tendrá que hacerse cargo del “pasito a pasito” de la subvención. Y el nuevo TCP, el próximo año, deberá emitir sentencia definitiva sobre la reelección. Seguimos, seguimos.
FadoCracia digital
1. La FadoCracia nació como blog en julio de 2007. El primer post ofrecía espíritu de conversación. Y convocaba amig@s para el intercambio de imaginarios e ideas. Fue una experiencia intensa y placentera. 2. Gobierno de los melancólicos, hegemonía de la saudade, tiranía de los sentimientos. 3. Pronto, por obra del servicio público, la FadoCracia entró en pausa: “Nos iremos al fin, pero aquí estamos / con todas las caricias en la mano”. El último post estaba dedicado a Nilo Soruco: la vida es linda, muchacha(da), dejémosla correr. 4. El blog fue abandonado, entre otras cosas, porque la blogósfera se empezó a contaminar con la polarización en torno al proceso constituyente. Pero la FadoCracia, ay, con salto al periódico, siguió viviendo. 5. Así, en los últimos 15 años (con otra pausa electoral), esta columna se imprimió en papel. 6. Hoy la FadoCracia, cobijada en su casa periodística, regresa al mundo digital. Es un nuevo ciclo, como el que inicia La Razón con gran expectativa y esmerados desafíos. 7. Seguiremos pues corriendo la quincenal aventura. Hay palabras, memoria, vino, fado, Maga, duraznos, país, esperanza.