Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 24 de agosto de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Han pasado algo más de 200 años del primer grito libertario de la américa morena, Indo-américa, y ese grito libertario, como todos lo sabemos, fue en territorio nuestro dando inicio a una gran revuelta que duro muchos años y costo muchas vidas, vidas de valerosos hombres, de patriotas que la ofrendaron para hacer libre a una gran nación de naciones.
Hoy, cada uno de nosotros, debemos reflexionar sobre lo que hicimos, y lo que nos falta hacer, por esta tierra nuestra llamada Bolivia.
Esta Bolivia, que cada uno ama, tuvo a lo largo de su existencia diferentes gobernantes, tanto en democracia como en dictadura. Muchos de ellos poco o nada aportaron al engrandecimiento de la Patria. Desde plutócratas, aristócratas, oligarcas, vende-patrias, golpistas, neoliberales, pro-imperialistas, indócratas, revolucionarios, socialistas hasta otros adornados con un sin número de originales adjetivos. Por supuesto Bolivia también tuvo grandes gobiernos democráticos.
Hoy Bolivia está más dividida que nunca, pues, al parecer, es necesario mirar un futuro diferente, una nueva Bolivia. Deseo aquí reinsertar una vieja palabra en el léxico de los politólogos, la Tecnocracia. Tal vez sea pertinente pensar en un gobierno de tecnócratas. Una tecnocracia acuñada en las clases medias, formada en las aulas universitarios o en los institutos de educación media y superior, en otras palabras un conjunto de ciudadanos que estén calificados para poder gobernar rodeados de gente capaz de llevar adelante los avances científicos y tecnológicos que la nueva Bolivia necesita. Teniendo en cuenta que la globalización está transformando la vida de las personas, es necesario enfrentar nuevos desafíos, con personas capaces de tomar las decisiones correctas.
Una vez más reitero que es necesario invertir en dicho capital humano, es decir invertir en educación con el fin inequívoco de mejorar la calidad de vida de cada uno de los habitantes de nuestra Patria. Para ello es necesario crear un frente único capaz de trascender las diferencias circunstanciales y que agrupe a los trabajadores manuales e intelectuales, a los ricos y a los pobres, a los obreros y a los empresarios, a los citadinos y a los campesinos, sin odios ni rencores. Todo un país, donde nadie esté excluido y donde las 36 nacionalidades estén representadas.
Un frente único, no es lo mismo que hablar de megas coaliciones, ni de pactos coyunturales por una unidad transitoria. No es lo mismo que gobernar con las organizaciones sociales, o con las plataformas ciudadanas. En tal frente único estarían presentes todos los extractos sociales, desde la ama de casa, mujer que cuenta todos los días sus monedas para ir a buscar al mercado la rebaja hasta el profesional exitoso que se va de vacaciones en crucero.
Si propongo, desde mi humilde punto de vista, la creación de un gran frente único, lo hago porque es necesario que todos estemos preparados para afrontar los enormes desafíos y oportunidades que el mundo industrializado y tecnificado está impulsando a una gran velocidad.
Creo que es menester tener un gobierno de tecnócratas que desempeñe un rol educativo y lleve a Bolivia a una transformación de desarrollo antes que la pobreza y la desigualdad entre clases y regiones nos terminen de absorber.
Bolivia necesita de un gobierno de tecnócratas que se interese por formar un capital humano educado y eficiente. De esta manera podremos aprovechar y utilizar nuestros recursos de forma racional y benéfica. Un gobierno tecnócrata que reorganice, reordene e impulse el desarrollo económico sin provocar ni azuzar la lucha de clases, un gobierno que construya un país diferente sin odio ni racismos.
Bolivia, cuya identidad cultural es sólida e indestructible, es un país arraigado en sus raíces más profundas. Eso nos hace muy fuertes pues culturalmente estamos prestos para afrontar un futuro diferente sin perder nuestra identidad.
Viene entonces la pregunta: ¿Por qué no soñar con ser la Suiza de los Andes?, ¿Qué tienen los suizos que nosotros no podamos tener?… Nosotros tenemos un vasto territorio, altiplano, valles y planicies boscosas, somos muy ricos en gente joven y en materia prima… La diferencia es que los suizos han invertido mucho y por mucho tiempo en educación, en disciplina y estabilidad, en desarrollo empresarial y en capital humano calificado.
A poco más de un año a realizarse las elecciones presidenciales, es necesario que la dedocracia, la partidocracia y sus dueños se hagan a un lado, para que las nuevas generaciones abandonen los viejos paradigmas y den paso al siglo XXI.
Necesitamos un líder tecnócrata, sin taras ni complejos, que esté dispuesto a enarbolar la bandera de una nueva Bolivia, un líder que gobierne junto a la “totalidad de bolivianas y bolivianos, las naciones y pueblos indígenas originarios, campesinos y las comunidades interculturales y afrobolivianos que en conjunto constituyen el pueblo boliviano”, tal como reza la constitución política del estado en el capítulo uno, articulo 3. Un líder tecnócrata que lleve en alto la Tricolor, la Wiphala, la flor de la Kantuta y la flor del Patujú, un boliviano al que todos respetemos y sigamos.
El sueño de Bolívar, nuestro sueño.