Medio: El Deber
Fecha de la publicación: viernes 24 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El jurista, escritor, político, orador y estratega militar romano Marco Tulio Cicerón afirmaba: “Ningún gobernante ni pueblo puede convertir lo injusto en justo”, en consecuencia, “no merece el nombre de ley una norma que infringe el mismo legislador”. Cientos de años después, aparece en Bolivia, Evo Morales, que les dijo a sus abogados: “Si es ilegal, legalicen ustedes, para qué han estudiado… Le meto nomás contra la ley y que arreglen los abogados…”. Para confirmar su teoría desconoció un referéndum, quizás uno de los más importantes para la vigencia democrática: el del 21-F de 2016, convirtiéndose en un gobierno ilegítimo’ y antidemocrático.
Muchas normas se promulgaron, algunas apropiadas pero otras demagógicas y frustrantes, entre ellas el DS para rebajar el sueldo del presidente a Bs 15.000, cuyos fondos ahorrados se destinarían a una cuenta especial del TGN para que se inviertan en la creación de empleos, educación y salud (no cumplió). Después se subió el sueldo hasta Bs 24.251 (mayo de 2018), equivalentes a 12 salarios mínimos nacionales. Además, goza de privilegios y no se preocupa de si la heladera está llena o vacía, tampoco por el transporte ni por su sofisticado vestuario ni por su particular servicio de salud o de la seguridad que paga el Estado con flamantes carros blindados.
Tampoco se pierde un solo Mundial de Fútbol, no se preocupa de que mermen ‘sus ahorros’, a la hora de sus caros hobbies como volar en avión. En fin, gastar el dinero ajeno es un insulto a los ciudadanos que pagamos impuestos. No tiene caso hacer el disimulo de levantar su secreto bancario junto al del vicepresidente, cuando se sabe que es politiquería barata, plagada de intereses políticos subalternos, alejada de la moral y el bien del Estado. Estas medidas son demagógicas, ilegítimas, caducas porque son fundadas en la filosofía socialista del Siglo XXI que no tiene cabida en una sociedad culta y moderna.
Emplazamos a los dos mandatarios a que levanten el secreto bancario de sus familiares más cercanos, (hermanos, hija, tíos, sobrinos, cuñados, concuñados), por lo menos para saber si hay palos blancos, hasta que cambie el actual régimen porque a la fecha no hay fiscal, juez, contralor ni autoridad anticorrupción que cumpla su rol. Por último, con decir: “Me rebajé el sueldo y he levantado el secreto bancario”; “listo ciudadanos, estoy gobernando mejor que los neoliberales”, mientras con empresas fantasmas, con las contrataciones sin licitación, esquilman cientos o miles de millones de bolivianos del presupuesto del Estado. Nos quieren seguir engañando; al menos no permanezcamos callados.