Medio: La Razón
Fecha de la publicación: miércoles 21 de agosto de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Referendos
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El mensaje del Presidente con ocasión del aniversario patrio, ha planteado una reconfiguración del escenario político boliviano, con una inesperada revalorización del ciudadano de a pie ante el evidente desgaste de la clase política que, como en tiempos anteriores, ha pretendido pactar el destino de nuestro país condicionándolo a intereses que no precisamente responden al interés general.
El mensaje, en su primera parte, siguió la estructura clásica sobre el estado de situación del país con explicaciones correspondientes a la coyuntura actual; en algunos casos, replicando argumentos que ya habíamos escuchado en anteriores intervenciones del dignatario; sin embargo, en la última parte Arce propuso la convocatoria a un referéndum sobre tres temas cruciales: subvención a los hidrocarburos, asignación de escaños acorde con los resultados del Censo y la reelección.
La convocatoria presidencial plantea una alternativa interesante ante la crisis política existente; va más allá del anticipado reclamo a la Asamblea Legislativa de afrontar la situación actual del país, sobre el bloqueo sistemático al Ejecutivo con el rechazo a sus iniciativas legislativas y a los financiamientos de proyectos de inversión pública otorgados por organismos internacionales. En lugar de ello, Arce propone la reconfiguración del planteo político y desplaza del foco principal a la clase política para reivindicar al ciudadano que conforma las mayorías votantes del país, para que sea quien tome la decisión sobre temas que hacen a nuestro porvenir.
Esto plantea una respuesta alejada de los pactos tradicionales de la clase política que, en concomitancia con otros poderes del Estado, se han convertido en factores de convulsión y violencia, así como en el detonador de una serie de protestas que finalmente repercuten en el desarrollo de las actividades de todos los habitantes del Estado.
Ahora bien, los tres temas que serán objeto de la convocatoria a la consulta popular son cruciales, en los que la clase política de nuestro país ha demostrado que tiene intereses que no están alineados con los de la colectividad boliviana. En el caso de los hidrocarburos, hemos sido testigos del cuestionamiento por parte de los detractores del oficialismo, que empieza a tener repercusión sobre la eliminación de la subvención; este tema, si bien merece una reflexión, toca la intimidad de cada hogar boliviano, entonces resulta adecuado que como en materia de la recuperación de la famosa “boca de pozo” sea objeto de consulta. Del mismo modo, no ha sido un tema menor la resolución del conflicto por el Censo y sus repercusiones, en cuyo caso, ante los cifrados intereses —ya manifestados— de distintos sectores, que no precisamente responden a la mayoría de los bolivianos, es necesario despejar el panorama y dejar la decisión en manos de quienes, según la Carta Magna, ostentan el verdadero poder.
El tercer punto de consulta ha sido un factor de constantes pugnas, interpretaciones y dudosas decisiones; entonces, pensar que un tema tan neurálgico, como es la reelección, quede en manos de quienes directamente tienen intereses más legítimos que otros, resulta cuando menos poco procedente, más aún en medio de una crisis política como la que estamos viviendo en la Asamblea Legislativa Plurinacional con sus distintas facciones.
En suma, la señal de Luis Arce, en cuanto a esta reconfiguración del escenario político boliviano, resulta en el ejercicio de un mecanismo democrático que brinda un refrescamiento en medio de las pugnas impregnadas de interés a las que en el último tiempo nos ha sometido nuestra cúpula política.