Medio: VISION 360
Fecha de la publicación: lunes 05 de agosto de 2024
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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Bolivia llega a un
nuevo 6 de agosto, uno de los más importantes de su historia, dada la
trascendencia de estar a tan solo 365 días de su Bicentenario. Analistas y
politólogos consultados por Visión 360 coinciden en que el país llega a su aniversario
número 199 con una crisis a nivel político y con la necesidad de un “gran
acuerdo”.
Para el analista
Pedro Portugal, el país arriba a la fecha de forma “maltrecha”. Agrega
que aún se debe consolidar la independencia de Bolivia. Advierte que es
difícil celebrar la independencia de la República cuando el Estado
Plurinacional “predica su destrucción”.
“Llegamos de manera
maltrecha porque hay una contradicción en la simbología profunda de un pueblo,
un individuo, una colectividad, y las ideas que se ponen en marcha y a veces
contradicen, obstaculizan y coartan esas motivaciones profundas (…). Una de las
motivaciones es el proceso de independencia de la constitución de Bolivia. Hay
que completarlo, ser crítico incluso, llegar a socialización plena, pero es
difícil festejar a una república, un elemento todavía vigente, cuando se
predica su destrucción, que ha sido el modelo plurinacional que se ha querido
implantar”, afirma Portugal.
Vladimir Torrez,
analista y politólogo, sostuvo que Bolivia afronta “una crisis política,
marcada todavía por la polarización que se agrava a partir de 2019 y que
todavía no se ha podido superar”, en alusión a los conflictos postelectorales
suscitados tras la última elección en la que participó el entonces presidente
Evo Morales.
Erika Brockmann,
exdiputada y analista, advierte que Bolivia llega a la antesala del
Bicentenario en una coyuntura adversa, atribuida esencialmente a que no hay una
visión de sentido nacional.
“Creo que llegamos
en términos coyunturales en condiciones adversas, no son las óptimas, y no lo
son porque no hubo acceso a una actitud que nos permita cohesionar una visión
de sentido nacional en este nuevo momento que nos presenta la historia a nivel
interno e internacional”, sostiene Brockmann.
Una involución
Los especialistas
consideran que Bolivia registra retrocesos y hasta una involución en términos
de “cultura política”, principalmente con la llegada del MAS al poder. Este
factor fue intensificado a partir de la tercera gestión del partido azul; sin
embargo, afirman también que la mala imagen de partidos anteriores acabó
favoreciendo al “instrumento político”.
“Ha involucionado,
tomando como ejemplo manifestaciones lamentables que vemos en el continente.
Vemos que alguien llega al poder, se consolida y no quiere dejar el Gobierno
supuestamente amparado por las políticas sociales y de apoyo a la población”,
remarcó Portugal.
“Hay retrocesos más
que avances, pero se debería considerar el período neoliberal y el de
recuperación de la democracia. Las élites y partidos que conformaban el sistema
anterior al MAS han sido a través de los años profundamente desprestigiados por
no saber administrar el Estado (…). Me parece que eso es clave para entender
por qué surge el MAS con tanta fuerza, por qué la población opta por seguir
creyendo en el MAS, pese a haber cometido tantos errores, a pesar de haber sido
representado como una fuerza autoritaria. Pese a eso la población vota porque
se mantiene en el imaginario social el recuerdo de los malos años”, indicó
Torrez.
“En términos de
cultura política, hemos involucionado o nos hemos estancado y no hemos dado
continuidad a procesos que ya se estaban dando, en términos de construcción
institucional. En términos de cultura política hemos involucionado y se han
reinstalado, exacerbando varios rasgos de una cultura altamente caudillista que
son persistentes a lo largo de la historia del país”, indica Bockmann.
Políticamente inestable
La estabilidad
política (o su carencia) es otro de los factores que preocupan en la antesala
de los 200 años. Conflictos y la falta de su resolución de manera dialógica han
marcado la agenda nacional.
Para Portugal, “tenemos una
actitud ambivalente de desconfianza hacia lo extranjero y sometimiento a
cualquier idea que viene”. Vladimir Torrez advierte que “hay una gran
conflictividad, una gran polarización; es común la producción de narrativas y
discursos intolerantes”. “En el oficialismo y oposición hay una profunda
división, valores antipluralistas, una vocación democrática formal superficial, pero en realidad
las prácticas son profundamente antidemocráticas”, agrega.
“No llega
políticamente estable, la estabilidad es una palabra muy ambiciosa en este
momento no solo para Bolivia sino para la región y el mundo también. Creo que
no hemos hecho la tarea para estar más estables y los gobernantes en su ciclo
hegemónico pensaron que esto iba a ser eterno y no pensaron tomar las
previsiones (…). Llegamos con una serie de indicadores de calidad democrática
desmejorados respecto a lo que pudo ser hace 15 años cuando en su auge Evo
Morales generaba tanto entusiasmo y confianza en las instituciones”, remarca
Brockmann.
Introspección seria
Para dar con una
solución real a los conflictos que aquejan a la nación, los analistas afirman
que es necesario hacer una “profunda introspección” a las últimas dos
décadas de gestión, pero no para volver al pasado.
También sugieren
llevar adelante un “gran acuerdo nacional” con actores sociales, políticos y
económicos, pero que ello dependerá de que se dejen de lado las “posturas
intransigentes” sectoriales.
La irresolución,
independientemente del gobernante, tendría un enorme costo social para los
habitantes del país.
PUNTOS DE VISTA
Pedro Portugal: “Los discursos se
agotan, un discurso vacío es como una cáscara sin contenido”
Estaban basados en
que la población indígena iba a radicalizar este proceso hacia modelos de tipo
socialista, pensaron que el indio es socialista por vivir en comunidad, por ser
altamente colectivista y no ha pasado eso. Más bien los grupos indígenas que
aprovecharon los quiebres que hizo el MAS a la estructura política nacional se
han encaminado hacia los esquemas más clásicos de la acumulación capitalista, a
veces con sus modas y aspectos incluso criticables.
Otro mito que
asentaron fue que la población indígena y los sectores populares pudiesen
sacrificar su asistencia misma, en aras de un gobierno que, entre comillas, los
habría liberado.
Otro mito, porque
siempre hubo participación indígena, incluso si fue injusta, si fue
desproporcional siempre hubo participación indígena en la vida política social,
y al momento de darse las contradicciones, no hubo lo que el MAS esperaba de
defender a Evo Morales y eso también fue un vacío totalmente.
El MAS está
huérfano, vacío de ideas, lo único que tiene son contradicciones personales
porque administrar el Estado en los esquemas clásicos de una sociedad Estado
fallido, simplemente significa medrar sobre sus recursos y es evidente que
quien pudo gozar de esos privilegios debe tener una nostalgia grande y un deseo
de recuperarlos.
Es necesaria una
diversidad de posiciones políticas para que el sistema democrático pueda
funcionar. Lo del MAS fue tan impactante que ha desarticulado una oposición.
Entonces, la oposición no es funcional y no presenta un proyecto de Bolivia.
El proyecto de
Bolivia ha tenido que reducirse a agrupaciones ciudadanas y sobre todo al
reflejo de organización del tipo regional. Esto que podría ser insultante es
solo un reflujo, porque las alternativas políticas hoy no pueden estar
sometidas a intereses sectoriales, sino justamente tienen que ser ideas que
abarquen toda la diversidad y que promuevan aspectos comunes.
Hubo una cuestión
de desmovilización que hace que los grupos políticos que tienen cierta
influencia, especialmente en el Parlamento, no tienen una capacidad incluso
para aprovechar esta descomposición que hubo en el MAS, para tener una voz
propia. Evo Morales en su ofensiva contra Arce tuvo el apoyo de los otros
partidos, que a mi modo de ver de forma no muy meditada han servido como
elementos que podrían haber sido en apoyo a una u otra fracción en pugna.
Entonces, en
Bolivia tenemos que tener una reflexión sobre todo en nuestro pasado reciente
de 20 años del Gobierno, sobre una necesidad de cambio, pero no tiene que ser
una añoranza de volver atrás.
Erika Brockmann: “El MAS llegó como un
tsunami, pero desde 2016 demuestra una falta de ética y política”
El problema es que
el año 2016 empieza a demostrar una falta de ética política y de compromiso
político por respetar la ley; se hace más evidente que nunca antes, porque se
dan situaciones de que los rasgos autoritarios se hacen más evidentes y
personalistas.
Ya se empiezan a
sentir los síntomas de declive económico. Desde el año 2015 hasta la fecha,
Bolivia enfrenta déficits fiscales sostenidos y equivalentes, a excepción de la
pandemia, porque el comportamiento de los indicadores es incomparable.
En términos de
cultura política, hemos involucionado y se han reinstalado, exacerbado varios
rasgos de una cultura altamente caudillista que son persistentes a lo largo de
la historia del país: personalismo, caudillismo, clientelismo respecto al
Estado y los intercambios entre sociedad civil y poder político en corrupción;
no hay o se han diluido todas las barreras y normativas que intentaba hacer una
escuela pedagógica para una buena administración de los recursos.
Desde 2016 no le
acompaña la economía y en 2006, lo ayudaba de manera formidable. Eso se va
acabando en 2016 y se demuestra que el modelo económico no tiene capacidad de
reproducir y dar capacidades.
El MAS confundió el
concepto de mayoría. Se acostumbró, ha sido adicto y maleducado en el tiempo
que tuvo los dos tercios. Tener una mayoría tan cómoda y no tenerla, lo pone
incómodo, y no encuentra recursos para resolver los problemas a nivel
dialógico.
Se han maleducado y
esa educación ha hecho que se hagan todas estas maniobras. Hoy tenemos un
Tribunal Constitucional Plurinacional que es el dispositivo de gobernabilidad
de este Gobierno, en lugar de buscarla donde debe buscársela, a nivel
institucional en la Asamblea Legislativa Plurinacional y, por supuesto,
buscarla también en diálogo permanente con sectores sociales y económicos.
Es hora de un
verdadero debate, que no sea tan caricaturesco, que se hable de las cosas en serio,
de qué vamos a vivir los bolivianos en los próximos cinco años, qué falló para
que el litio no esté funcionando ya, para que no hayamos tenido posibilidad de
hacer lo que hace pocos días nos dijo la presidenta de Petrobras, la
posibilidad de tener gas; ellos nos dijeron que nos pueden reponer, pero qué ha
pasado para que no tengamos por nosotros mismos.
Entonces, es
revisar las premisas, lecciones aprendidas, lo bueno y lo malo del período
liberal y de este ciclo del Movimiento Al Socialismo, que está haciendo aguas
en términos de mostrar un país que nunca llegó a cifras y capacidades que se
lograron tener en ese momento.
Vlady Torrez: “Uno de los efectos
negativos del MAS es haber retrocedido en el aspecto institucional”
Si hay un retroceso
democrático, paradójicamente, fue producido por el gobierno de Evo Morales, en
la medida en la que la institucionalidad y la paridad democrática, en la medida
en la que la pluralidad partidaria en general se vio afectada en general por la
existencia de un partido cuasi hegemónico, y me parece que esa realidad
contrasta con los valores de pluralidad y democracia que se ha querido
construir.
En ese aspecto
formal, de fondo y democracia, los gobiernos del MAS y Luis Arce implicaron un
retroceso total. Y sobre todo la penetración en instituciones que estaban
encargadas de aspectos cruciales para la convivencia social, que parece por
ejemplo al Defensor del Pueblo, que era una institución con un papel notable,
tiene un nivel de desprestigio. En todos los grandes conflictos se puede pensar
en cualquiera, el Defensor del Pueblo no tuvo una participación mínima para la
resolución de esos conflictos. Además, me parece que lo vamos a ver en 2025, el
papel del OEP está en entredicho y no se ha recuperado de la crisis de 2019.
Uno de los efectos
negativos del MAS es haber retrocedido en el aspecto institucional. Se supone
que el juego político, la lucha por el poder, la lucha por intereses que es
normal en la sociedad, en cualquier individuo o institución, no debería afectar
a este tipo de instituciones, pero creo que en la actualidad eso ya es una
realidad. Es normal hablar de influencias de vocales con tendencia política.
No hay un modelo
hegemónico en la medida en la que Luis Arce no ha sido capaz de conseguir la
mayoría en la ALP. Fue un Órgano neutralizado la ALP; y esa neutralización vía
judicial, vía TCP instalada por el gobierno de Luis Arce a través del
Ministerio de Justicia y otras maniobras y chicanas judiciales, tuvo un efecto
terrible.
La actual crisis se
sostiene porque no se puede dar viabilidad a los créditos que, en teoría,
tendrían que solucionar esa crisis, y eso se debe a que el oficialismo no tiene
un control sobre la Asamblea Legislativa.
Me parece que lo
que ha hecho Luis Arce hace unos dos años, va en estrategia de
instrumentalización del Órgano Judicial: tratar de neutralizar a sus rivales
políticos, a los gobiernos municipales y sobre todo a la ALP, a través de
acciones y garantías constitucionales o intervención directa del TCP.
Me parece que eso
da cuenta de la incapacidad de generar acuerdos. Yo creo que el ejemplo más
patético de esa situación es la frustración de las elecciones judiciales.