Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: domingo 04 de agosto de 2024
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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A un año del bicentenario de la independencia de Bolivia, a celebrarse el 6 de agosto de 2025, el país encara una crisis económica, política, judicial e institucional. Por ello, es el momento de cambiar el modelo económico y encarar un gran acuerdo nacional, coincidieron los analistas.
La falta de dólares, la escasez de combustible y la desinstitucionalización generan conflictividad social traducida en bloqueos, marchas y protestas de distintos sectores, como los gremiales, transportistas, médicos y maestros.
Etapa inicial
Para el economista Roberto Laserna, la crisis está en su etapa inicial y
puede empeorar. Por lo tanto, se debe tener en cuenta que mientras más
se demore en enfrentarla, más alto será su costo social y económico.
A juicio de Laserna, debe encararse un programa mínimo y de emergencia que tiene que ver con la reducción del gasto fiscal, la eliminación de regulaciones, la apertura de fronteras, la liberación de los mercados y una reforma rápida del sistema judicial y del electoral.
Para la politóloga María Teresa Zegada, las primeras señales de la crisis económica se presentaron en 2014 con el agotamiento de las reservas hidrocarburíferas. “Los economistas establecen el 2014 y 2015 como el inicio de la curva de la caída económica en el país”, explicó.
Zegada indicó que la crisis se precipitó este año de una manera casi incontrolable y que los esfuerzos desde del Gobierno por una recuperación económica no tienen los resultados esperados.
Democracia debilitada
La politóloga dijo que otro indicador negativo es la desconfianza en la
democracia por parte de la población. Esta comenzó hace unas dos
décadas, pero se agravó con el incumplimiento del referendo del 21F que
rechazó la reelección del expresidente Evo Morales, con las denuncias de
fraude en los comicios generales del 2019 y por la poca transparencia
con la que se investigó el conflicto poselectoral. “Desde principio de
siglo, las encuestas mostraron que en Bolivia subió la desconfianza en
la democracia, en las instituciones, en los partidos políticos e incluso
en los procesos electorales”, sostuvo la profesional.
Crisis
La crisis de la institucionalidad está reflejada en la falta de
división de los poderes. Zegada cuestionó, por ejemplo, el papel del
Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), ya que carece de
independencia y es funcional al Órgano Ejecutivo. “El TCP comenzó a
actuar políticamente y eso no se vio nunca en la historia del país y se
genera desconfianza en la justicia y en Órgano Electoral”, indicó.
Las altas autoridades del TCP y del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)
son criticadas por haberse autoprorrogado indefinidamente en sus cargos y
por frenar las elecciones judiciales a través de resoluciones y medidas
cautelares.
Crisis política
A todo lo anterior, se suma la crisis de conducción política del actual
Gobierno. “Hemos visto la división entre las dos facciones del MAS y
las peleas internas nos están mostrando que hay un agotamiento del
modelo político y eso nos pone en una situación de incertidumbre”, dijo.
Como consecuencia, hay una caída en la esperanza de la gente. La sensación de malestar y crisis que se ha ido aguzando y no se avizora un mejoramiento del escenario hasta el próximo año de las elecciones, a menos que el Gobierno dé un giro en su política. “Es una situación que descompone peligrosamente la convivencia social en el país, pone en riesgo las reglas de la democracia y la convivencia de la ciudadanía”, concluyó.