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Medio: El Diario
Fecha de la publicación: martes 23 de julio de 2024
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Otros
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Desde hace aproximadamente 20 años, en nuestro país han venido
proliferando conceptos populistas con el afán principal de dividir a la
población y hacerle creer, por ejemplo, que era indispensable iniciar un
“proceso de cambio”, que implicaba no cometer los errores de gobiernos
anteriores, vilipendiados por no profesar la ideología socialista. Pero
paulatinamente, desde la llegada del MAS al gobierno nacional, la realidad ha
demostrado lo contrario, es decir que los problemas principales de Bolivia no
han sido solucionados.
Ahora nos referiremos a la
definición de “movimientos sociales”, (neologismo por clases sociales) ampliada
durante los últimos veinte años, que es una abstracción que, como todas las
abstracciones, nada significa. Al contrario, solamente tienen valor los
términos concretos. En esa forma, se desconocía de qué clases sociales estaban
formados dichos “movimientos”, tampoco se sabía dónde estaban y menos a dónde
iban. Luego se supo que en Europa «movimientos sociales» son agrupaciones de
arquitectos, médicos, choferes, empleados de servicios, etc. Pero esa categoría
en nuestro país fue aplicada únicamente a los campesinos y algunos sectores de
obreros, siendo convertidos en partidarios del gobierno masista. Es decir que
en el viejo mundo todos pueden ser movimientos sociales, pero en Bolivia
solamente los que apoyan al gobierno de turno.
En todo caso, en principio en nuestro país esos “movimientos sociales” estaban
unidos en torno a objetivos nacionales y democráticos, pero tan pronto ellos
fueron olvidados, esos organismos se dividieron o están en vías de extinción,
dejando en la orfandad a sus propiciadores. Pero todavía quedaron otros
“movimientos sociales” que, ingenuamente, consideraban que sus objetivos serán
cumplidos por el gobierno y no alteraron su lealtad. No perciben que, pese a
las declaraciones oficiales, esas soluciones corporativas demagógicas se las
llevó el viento. Entonces, su destino estaba decretado con su fragmentación y
soledad.
Por esos antecedentes, se produjo la insurrección popular de 2019, la misma
que, aunque se frustró momentáneamente, sigue madurando en pos de los objetivos
de un ideario de contenido nacional y democrático que debe ser cumplido
plenamente, En caso contrario, el país continuara en un círculo vicioso de
reacción permanente.
En síntesis, se puede
considerar que el proceso iniciado a principios del presente siglo, tuvo éxito
mientras los “movimientos sociales” tenían su expresión histórica en la
corriente política dominante, pero en cuanto sus dirigentes perdieron la
perspectiva histórica y adoptaron poses individuales y olvidaron sus ofertas, el
“proceso de cambio” llegó a su fin, definitiva e irreversiblemente.