Medio: EJU TV
Fecha de la publicación: domingo 21 de julio de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El primero en cambiar de tema fue el presidente Luis Arce, que para eso tiene los recursos. Lo hizo con un clásico: anunciar éxitos petroleros en el norte de La Paz, esta vez en Mayaya y no en Lliquimuni. El problema de credibilidad del Gobierno Arce, al que casi nadie le compra ni más ni menos que el relato del Golpe de Estado, le puede pasar factura, aunque la explicación es mucho más técnica: el presidente de YPFB Armin Dorgathen celebró que se trata de un reservorio de unos 1,7 trillones de pies cúbicos y que el pozo inicial aportaría casi 15 millones de metros cúbicos al día, es decir, el pozo más importante del país. Después bajó a tierra para explicar que todo es casi corazonada, el primer pozo ha dado resultados en la prueba de producción, pero hay que delimitar la zona y después, declararlo comercial. Nadie olvida que una vez un ministro celebró el pozo más profundo del mundo, improductivo.
La necesidad del anuncio es evidente. El asunto del Golpe de Estado no ha logrado conmover a nadie y los acechos económicos siguen representando malos augurios. Un pozo propiedad de YPFB, con la normativa en la mano, permite acudir a los mercados de capital, titularizar reservas y otros mecanismos que podrían dar oxígeno aun si los supuestos socios no lo dan. Ese es otro debate.
Evo en su laberinto
Al que menos le gustó el anuncio del gas en Mayaya fue a Evo Morales, que no tardó en salir a sus redes a apropiarse del logro recordando los millones de dólares que comprometió invertir justamente para estas fechas, pero del año electoral 2019. Arce esta vez le respondió y cada cual tuvo su momento de popularidad en su red.
Más preocupaciones han generado otras declaraciones, como las que hizo a la BBC asegurando que ganan “tranquilos” incluyendo Santa Cruz, uno de los departamentos que se le resisten, aunque gano en 2014. El tono soberbio ha levantado ampollas, sobre todo entre los Demócratas de Rubén Costas, que buscan retornar a la primera fila, y también entre el camachismo, que busca reorganizarse completamente para buscar una nueva victoria.
Curiosamente un día después se le cruzó la mismísima María Galindo asegurando que es la única persona con garantías para ganarle a Evo Morales, casi nada el arrebato, más viniendo de alguien que suele hablar muy en serio.
El calendario
La cuestión es que suspendidas las primarias y mientras la Asamblea ha vuelto a reactivar el proceso de las judiciales – ese que nadie cree que nunca jamás vaya a llegar a buen puerto -, el siguiente paso le tocaría al Tribunal Electoral, pues igualmente muchos partidos no están cumpliendo la Ley de Partidos y podrían ser inhabilitados.
La posibilidad de que el Tribunal Electoral anule la sigla del MAS existe y la barajan no solo ciertos estrategas del oficialismo gubernamental sino también operadores de la oposición con un cálculo en la mente: el 50% del voto que desde 2002 ha venido votando al MAS se diluirá entre dos opciones, favoreciendo así a quien obtenga la mayoría en la oposición, que accedería a una segunda vuelta. Ni Evo Morales ni Luis Arce tendrán dificultades en acceder a una sigla alternativa, pero el golpe simbólico sería fuerte.
La unidad opositora y la decantación
En la suspensión de las primarias han estado de acuerdo, sobre todo, los grupos de oposición, que sin embargo vuelven a conjugar esta posibilidad de “primarias abiertas” como forma de despejar el principal de sus escollos: conformar una única alternativa viable.
Ni en 2005, ni en 2009, ni en 2014, ni en 2019, ni en 2020 se logró una única alternativa, sino que se ha dividido en al menos dos con las que se han repartido más o menos el 40% de los votos. En 2005 el mayoritario fue Tuto Quiroga con el 29% quedando de segunda opción Doria Medina con alrededor del 8%; en 2009 el primero fue Reyes Villa con 27% y de nuevo Doria Medina con apenas 5,65%: en 2014 fue Doria Medina quien se erigió como candidato “de la unidad” pero apenas sumó 24% con un 10% para Tuto, que ajustó cuentas pendientes.
En las elecciones anuladas de 2019 Mesa se acercó al 37% mientras que el segundo fue Chi con casi 9%, aunque aquí jugó un papel fundamental en campaña la alianza Demócrata (Bolivia Dijo que No) que aguantó hasta el final sumando apenas el 3% de los votos. En 2020 fue de nuevo Mesa el aspirante, pero esa vez quedó de nuevo por debajo del 30% (28,83%) mientras que el aspirante regional Luis Fernando Camacho sumaba la mejor proporción de la tercera opción: 14%.
Según Carlos Mesa, todavía no ha decidido ser candidato, pero ha vuelto a utilizar la teoría de “la decantación”, que es aquella por la que la unidad no se forja con alianzas partidarias sino que es el votante el que acaba votando a quien considera que es el “factor de unidad”, o lo que es lo mismo, que vote cualquiera.
Por cierto que esta semana, además de María Galindo, también ha enseñado la patita otro histórico: Juan del Granado ha presentado su opción discursiva, aunque asegurando que no será candidato… Por si faltaba alguien.