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Medio: Opinión
Fecha de la publicación: jueves 18 de julio de 2024
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Desde que desapareció de los colegios la materia de instrucción cívica, todo se dice y se hace con total impunidad.
La política es ejercida de diferentes maneras, pero la forma en que se hace tiene consecuencias significativas.
La política “por las buenas” utiliza el diálogo y negociación para resolver diferencias a través de conversaciones y acuerdos, para buscar soluciones que beneficien a las partes involucradas.
Transparencia y honestidad, manteniendo informados a los ciudadanos, claridad en las intenciones y acciones, fomentando la confianza en el gobierno y en los procesos democráticos.
Legalidad y justicia, con respeto a las leyes y los derechos humanos, actuando dentro el marco legal, asegurando que las decisiones políticas sean justas y equitativas, para conseguir estabilidad y paz social, confianza y legitimidad de las instituciones democráticas, con desarrollo sostenible y equitativo.
La política “por las malas” significa coerción y violencia, utilizando la fuerza o la intimidación para lograr objetivos políticos, reprimiendo la disidencia y el activismo con métodos violentos.
Corrupción y manipulación de la información y procesos para beneficio personal o de un grupo corporativo, fomentando el clientelismo o prebendalismo.
También quiere decir autoritarismo y abuso de poder, para concentrarlo en manos de unos pocos, limitando las libertades civiles, oprimiendo y controlando a la población.
Por esta vía se genera conflictos sociales y violencia, desconfianza en las instituciones y en los líderes de facciones.
Por eso, la amenaza de retomar el poder “por las buenas o por las malas” es contra el pueblo boliviano, cuya mayoría vive de su trabajo.
Proviene de un sujeto descalificado, inhabilitado, por la Constitución Política del Estado, por fraude, pedofilia y otros delitos graves como el terrorismo de Estado, que serán sancionados cuando termine su protección e impunidad inexplicable.
Optar por hacer política “por las buenas” conduce a sociedades más justas, donde se respetan los derechos humanos y promueve el bienestar común.
Hacer política “por las malas” resulta en la erosión de la democracia y en un entorno de conflicto y opresión.
Nadie en su sano juicio, quisiera vivir como en Cuba, Venezuela o Nicaragua.
MOISÉS REVOLLO