Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: jueves 23 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Y vendrán cosas peores”, advierte una frase jocosa con una sentencia acojonante que presagia lo imposible. Advierte sobre esa suerte de destino irremediable que definitivamente tendrá que suceder, a contrapelo de los mejores deseos. Está claro que, por lo menos, en este ch’ajchu político boliviano que se está viviendo desde hace mucho tiempo, la politiquería y los exabruptos de su caudillo, son excelentes ingredientes para sazonar esa cita popular de marras.
Otro inicio de mes aciago y ciego para Juan Evo Morales Ayma y la mala traza del MAS. Agosto, comenzó de bar en peor, sobre todo para un presidente que ya se ha convirtiendo, desde hace mucho, en una figura grotesca y decadente en la forma de llevar los destinos de este país y encarar sus enredos y escándalos que le van atacando, sin prisa pero sin pausa, con todo éxito.
Como salido del guión más underground del excéntrico director de cine, Emir Kusturica, agosto, el mes patrio de los bolivianos, carga a cuestas los hechos más irreverentes y humillantes de su historia, protagonizados por sujetos que reflejan a cabalidad el estado al que ha conducido este desgobierno y su ideología masificada al interior del masismo, del “yo le meto nomás”. Esa suerte de salvoconducto legitimado y corroborado por Evo Morales, frente a la imposibilidad de apegarse a las leyes, a la ética y asumir el respeto a las personas e instituciones como un comportamiento de convivencia armónica.
A estas alturas del desmadre general e indefinido en el que se encuentra el gobierno, no sé si el extravío de la medalla presidencial, un obsequio que realizó Potosí a Simón Bolívar para conmemorar su campaña libertadora en 1825 y la seguidilla de escándalos pos 6 de Agosto, tienen, en rigor, una historia oficial.
Los potosinos, que un día antes le habían recordado a Morales sobre las crudas jornadas que tuvieron que enfrentar en 2010 y 2015, y las plataformas sociales reclamando y exigiendo respeto al 21-F, recibían, junto a todos los bolivianos, una sarta de acontecimientos deleznables e inconcebibles como respuestas a los desplantes y a la escasa media hora y pico en la que Morales, visiblemente molesto, tuve que renunciar precipitadamente a su acostumbrado discurso LP, larga duración.
¡Más allá del bien y del bar!
Al final, resultó que el “Yogui” y el “Mala traza” habían tenido más dignidad y responsabilidad que el exmilitar ese que se le ocurrió la brillante idea de hacer un paréntesis en su estresante labor para echarle un ‘polvachov’ revolucionario y relajarse de la presión que significaba cargar una joya invaluable.
Los inofensivos caquitos, dejaron la banda y la medalla presidenciales en una iglesia, confirmando su buena fe y poniendo al descubierto a un gobierno de pacotilla que mientras se emborracha con el poder y se farrea la plata de los bolivianos, la desvergüenza, la corrupción, el irrespeto y la chacota son el único plan que tienen para enfrentar las múltiples dificultades que tiene este exótico país.
Burdeles, sexo, nudismo hilarante en aeropuerto internacional, “ch’aqui” y “zas cholita”, es el impresionante resumen que se tiene luego de un 6 de Agosto deslucido y denigrante al que Evo añade, como aporte personal e íntimo, sus arrumacos “cariñositos” de borrachito con la Silvia y la Leonilda y su descrestante Hotline. La conversación que tuvo con una chica: “Evo, yo quiero tener un hijo para vos”. Yo le respondo: ‘¿Qué?’. ‘No te voy a molestar, no te voy a pedir nada’.
Para Evo, todo es cuestión de informalidad y circo. Desde hace mucho no gobierna ni asume con seriedad y eficiencia los problemas que aquejan al país: viaja, ignora, posterga y festeja las incongruencias con una negligencia desconcertante.
Los acontecimientos tragicómicos en esta Bolivia de paradojas y contradicciones, avalados por el presidente Evo y refrendados por sus altos colaboradores, lograron hacer que este país ingrese a una degradación de valores, ya no basta con el daño que se le está causando a la democracia, ignorando el 21-F, la alternancia, el disenso y la falta de justicia, ahora, están desgastando los valores humanos: la verdad, la solidaridad, la tolerancia, la ética, el respeto absoluto por el otro, la transparencia, la dignidad y la conciencia.
En esta gigantesca carpa de circo, todo puede ser corrompible, transado y quebrado. El “yo le meto nomás”, es un pasaporte nacional e internacional potente, que el jefazo puso en vigencia como parte del proceso. Y si el gran hermano lo manda, lo práctica y deja de legado a sus seguidores como instrumento de ‘cambio’ que lo puede todo, ¿quiénes son los de la granja (Orwell) para revelarse y contradecirlo?
Estos son mis principios, dice Groucho, sino les gusta, tengo otros.
Corrupción y corrupción. Al final de cuentas, esta práctica ya se ha convertido en una “criptomoneda” corriente que compra conciencias y voluntades, pero también cuenta con harto dinero real, contante y sonante, que se paga por debajo de la mesa o simplemente se afana sin asco ni premeditación, sin que pase absolutamente nada.
Fernando Nieto, doctor en Sociología y profesor del Colegio de México (Colmex), y Jesús Cantú, investigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, identificaron cinco causas fundamentales para que en un gobierno campee la corrupción sin medida ni clemencia.
1.- Debilidad institucional. Las reglas del juego en la administración pública no se cumplen pues son fáciles de romper.
2.-Normas sociales. Existe un ambiente de corrupción normalizada, pues se entiende que está bien hacer ciertas transacciones políticas o sociales por medio de la corrupción.
3.-Falta de contrapesos políticos. No hay una oposición ni congresos activos que vigilen a los poderes ejecutivos; en las instancias locales tampoco existen los checks and balances, pesos y contrapesos.
4.-Ausencia de un sistema de rendición de cuentas. No hay estructura integral que abarque desde la documentación de los procesos de toma de decisiones hasta la revisión del ejercicio del dinero público.
5.-Impunidad. La falta de órganos autónomos sancionatorios dejan sin castigo los actos de corrupción.
En resumen, el actual gobierno y su proceso de cambio, gana de lejos esas cinco plazas fundamentales para que la corrupción siga sin novedad en el frente.
¿Y vendrán cosas peores?
Aún con los últimos coletazos de agosto, la reflexión sobre el futuro próximo que nos toca vivir queda en incertidumbre. No sé si el futuro sea previsible, pero sé que este presente es advertido con desasosiego y, con ese talante, ya se atisba el devenir con otro tanto de inconformidad.
Ojalá el verde y el concierto de trinos y rugidos que aún reina en el Tipnis sea de esperanza y de vida y que su posible muerte no sea parte del combo corrupto y atropellador de este gobierno.
Agosto se abrió con escándalos y se cierra con escándalos. Poco debe importar lo que digan o dejen de decir los señores Kjarkas, al final de cuentas, si buscas corromper el arte, mucha plata debes tener. Con el tiempo, el árbol de su destino en nada se ha convertido. Son extraños los misterios.
Las cortinas de humo siempre estarán a la orden del día y a la de los que las crean. Es vital no perder el horizonte y defender lo que de verdad está en grave peligro de morir o ser olvidado.
El autor es comunicador social.