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Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 14 de julio de 2024
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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El miércoles 10 de julio se realizó el encuentro multipartidario convocado por el Tribunal Electoral (TSE). Esta convocatoria, que fue buena por lo que significó, tuvo traspiés. Se invitó tarde a algunos líderes políticos, que solo porque alzaron las voz fueron convocados. En medio del pleito de las invitaciones, la vocal Nelly Arista le dijo a la prensa que el presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, renunció a su cargo, ¡qué oportuno! Más tarde Hassenteufel desmintió a su colega; explicó que más adelante tendrá que atender asuntos familiares, pero que eso no implicaba su renuncia.
La antesala
¡Una pedrada! El alcalde Iván Arias la recibe y comienza sangrar. Hace poco, en la asonada del 26J, le llegó un gas, porque había ido a ver qué pasaba en plaza Murillo. “K’encha” le han dicho en las RRSS: “donde aparece hay lío”. El burgomaestre explicó que ahora había ido a cuidar la plaza Abaroa, recientemente remozada luego de haber estado cerrada durante dos años. Las nuevas baldosas sirvieron de campo de batalla para los evistas y arcistas que no escatimaron su fuerza bruta para dar la nota más penosa de la semana: “excompañeros se agarran a golpes porque no encuentran las palabras y tampoco los mecanismos necesarios para solucionar sus diferencias internas”. Una pena.
Las 12 fuerzas políticas registradas ante el TSE llegaron a sus oficinas; saludos cariñosos en las instalaciones, risitas de complicidad (porque hay que decirle algo a la militancia polarizada: los jefes se tienen bastantes consideraciones entre ellos. Muchísimas más de las que se les permite a los soldados rasos que luego deben cargar con las consecuencias de las exigencias de la polarización).
La reunión
Evo Morales fue el centro del debate, le dijeron desde carcelero hasta niño malcriado. Él tampoco mejoró el nivel: sospechó que la reunión era una “emboscada” preparada para que le dijeran tales cosas. (Ojo que fue Morales el que protestó porque el TSE se estaba “olvidando” de cursarle la invitación).
La composición del cuadro resultó una tragedia en cuanto a asuntos de género y generacionales. Elizabeth Reyes y Andrónico Rodríguez intentaron salvar la fotografía, pero dos golondrinas no hacen verano. La política boliviana está imitando a la política norteamericana, empieza a oler a naftalina.
Los resultados de la reunión
Hay que destacar que fue posible ver a una clase política llegando a acuerdos. Esto no está mal, está bien. Desde que la polarización se apropió del campo político hay una tendencia estructural a denunciar los acuerdos como algo sucio, olvidando los fines últimos de la democracia.
La buena noticia es que al parecer no existe tanta disponibilidad a seguir sacrificando la institucionalidad, al menos en apariencia. (Si venden la desinstitucionalización como el peor de los males, tuvieron, así sea momentáneamente, que mostrarse institucionales).
Pero hay que decirlo todo: en Bolivia los mecanismos para mejorar la calidad de la democracia fueron creados de forma oportunista o por presión del pueblo, y no bajo la auténtica creencia de que la democracia es el mejor sistema de vida política. En cuanto los políticos tienen la oportunidad de reducir los espacios democráticos porque no les son útiles a sus grupos, así ocurre. La otra cara de la moneda es que solo se echa mano de estos mecanismos o se los defiende en el medida que hay un beneficio personal o de un colectivo reducido, no porque sea bueno para todos. Nuevamente, esta reunión mostró el talante autoritario del que está impregnado el sistema de partidos en su conjunto.
Lo que vimos, otra vez, es a uno que hace todo por su candidatura, los otros hacen todo por la suya y si en el camino para ponerse zancadillas tienen que cargarse la democracia (que tanto dicen defender), lo harán, sin ninguna culpa por ello.
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Las distintas oposiciones que tienen ciertos objetivos comunes, pudieron proponer respuestas más contundentes a los problemas democráticos; por ejemplo: darle una fecha definitiva a las elecciones judiciales, comprometiendo a todos los presentes para que no hayan más interrupciones al proceso. Pero no lo hicieron, ¿por qué? ¿Existe una verdadera intención de que estas justas se realicen? ¿O estas elecciones solo se han vuelto retórica útil para dañar o para ganar?
Se las priorizó sacrificando las primarias que son el mecanismo democratizador de los partidos políticos, pero nadie está comprometido con ellas porque no les convienen a las élites políticas. Mientras menos democracia, mejor para los jefes. En río revuelto ganancia de pescador.
Al final del día Evo Morales, después de abandonar la reunión, dijo que “le ganaron”, en alusión a que todas las fuerzas políticas firmaron menos él; más tarde no descartó movilizaciones en contra del acuerdo. ¿Pero le ganaron? Dependerá de lo que pase en la Asamblea Legislativa respecto a la suspención primarias.
Diría que con la reunión del 10 de julio se reveló cómo están los liderazgos del país. Se desnudó su (in)capacidad de persuasión, pues ninguno pudo plantar una postura política que resuene generando sentidos comunes en la población. Hablaron para ellos mismos. Repitieron sus consignas. El todo en torno a ellos. Otra vez, nadie le habla al país. Esto se evidencia en el hecho de que al día siguiente nadie aplaudió la reunión. Porque no se considera que en concreto se haya resuelto ninguno de nuestros problemas.
El Tribunal Supremo
Electoral Si bien afirmamos que es positivo que se haya encarado una reunión con todas las fuerzas políticas, en paralelo hay una constatación que nos invita al pesimismo. El TSE no se muestra como el cuarto poder del Estado, tal como establece la Constitución. Algo le falta para que pueda ostentar esta credibilidad. Son continuos los patinazos que viene dando; por ejemplo, ya van cuatro ampliaciones del plazo en que los partidos deben renovar sus directivas. Lo mismo pasa con la manera callada y obsecuente con que se comporta ante el tutelaje de sus acciones que le ha impuesto el poder judicial. Y, como si algo faltara, no se puede dejar de mencionar que la convocatoria a esta cumbre multipartidaria fue modificada por el reclamo de un dirigente político que a última hora forzó su invitación desde las plataformas digitales. ¿Se autopercibe el TSE como un poder del Estado? No, no lo hace y es tiempo de que lo haga, porque ya empezó una etapa electoral que se presenta complicada y difícil. Del Tribunal depende que no terminemos a pedradas.
(*)Susana Bejarano es politóloga