Medio: Brújula Digital
Fecha de la publicación: jueves 11 de julio de 2024
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Juan Antonio Morales
Las autoridades de Gobierno y algunos dirigentes del MAS aducen con frecuencia que la oposición no tiene programa, lo que de toda evidencia no es cierto. En realidad, el que no tiene programa es el oficialismo. Definitivamente no tiene un programa de estabilización y de enderezamiento de la economía en el corto plazo. Tampoco tiene un programa para el mediano plazo y la Agenda Patriótica 2025, así como el plan de desarrollo que se derivaba de ella, han quedado completamente en el olvido. La negación de la crisis y algunas misky bolas, llamadas pomposamente obras, es lo único que se nos brinda.
Gonzalo Chávez, en su artículo de Brújula Digital del domingo 30|06|24 ofrece una serie de valiosas sugerencias para estabilizar la economía. La mayor parte de los economistas con algún entrenamiento formal en esa disciplina y con algo de experiencia en la función pública, comparten sus recomendaciones.
La precandidata Amparo Ballivián, que se define de centroderecha en economía y como de centroizquierda en el campo social, tiene un plan de Gobierno, muy bien armado, coherente y con una secuencia ordenada de medidas que se deberían adoptar. Pone énfasis en las políticas fiscales, monetarias, cambiarias y de acceso a fuentes de financiamiento externo, para la estabilización macroeconómica. En las entrevistas televisivas defiende muy bien y muy hábilmente sus puntos de vista.
No conozco todavía el programa de Gobierno del expresidente Carlos Mesa, pero infiero, a partir de las intervenciones que le he escuchado, que tiene también una posición de centro en el espectro político. Contrariamente a lo que sostienen los adversarios de Comunidad Ciudadana, tanto de derecha como se izquierda, sus parlamentarios, especialmente sus senadoras y una joven diputada, han tenido un notable desempeño.
Samuel Doria Medina, como buen socialdemócrata, es también un hombre de centro. Tiene un muy buen conocimiento de la economía y de las medidas que se podrían aplicar para salir de la penosa situación actual. Su gran experiencia, tanto en el sector público como en el privado, le dan una clara ventaja.
El equilibrio entre eficiencia y equidad ha sido un postulado tradicional de los partidos europeos, sean liberaldemócratas o socialdemócratas. Es en nuestra América Latina que nos encantan las posiciones pendulares y es donde los gobiernos se debaten entre extremismos como los de Milei o, en la otra punta, los de Maduro. Se haría bien en proponer eficiencia en el uso de recursos, pero siempre acompañada con equidad. Esto implica un amplio espacio para la inversión privada, junto con una sólida arquitectura legal y de regulaciones para la protección de los más vulnerables. Moverse en el justo medio tomista (tomista por Santo Tomás de Aquino) es un gran desafío, porque las posiciones extremas son polos de atracción por sus simplismos. No es una tarea fácil, pero se la está acometiendo.
Claramente, la solución de los equilibrios macroeconómicos y productivos no viene ni de más Estado ni de recetas, algunas de ellas estrafalarias, como las de los seguidores libertarios de Milei en el país. Sea dicho de paso, el experimento de Milei, poniéndole mucha agua a su vino, ha estado teniendo algunos resultados positivos, aunque ahora están apareciendo las fisuras, lo que era además previsible.
Todos esperamos que en 2025 se llevan a cabo las elecciones correctamente. Nadie con una pizca de sensatez está interesado en el acortamiento de la presidencia de Luis Arce, a pesar de su evidente inacción en el campo de la economía y de sus piruetas judiciales antidemocráticas. Así como se decía en los años 80, “el hambre no espera”, podemos decir ahora, “la economía no espera” y hay que tomar las medidas que la situación requiere. Todos deberíamos contribuir al saneamiento de la economía y aprovechar la abundante oferta de ideas constructivas. Los líderes políticos y de opinión, incluyendo a los del Gobierno, podrían compartir sus apuntes para salir del actual atolladero. Ayudaría mucho a ese propósito un gran acuerdo político, como el que propone el expresidente Eduardo Rodríguez en El Deber del |04-07|24.