Medio: La Razón
Fecha de la publicación: viernes 05 de julio de 2024
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Acciones contra la democracia
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El debate sobre el alzamiento y la insubordinación militar está centrado en golpe o autogolpe, sin más explicación que la justificación de quien expresa la opinión.
Los hechos están más allá de la narrativa, la lectura del comunicado de las FFAA del 9 de noviembre de 2019, expresando que “estaban subordinados al pueblo y harán cumplir y respetar la CPE”, la declaración del Gral. Zúñiga que las FFAA son “el brazo armado del pueblo y del Estado” y que “están para hacer cumplir la CPE” representa la subjetividad política conservadora de las élites o grupos de militares que lideran y comandan a las tres fuerzas; no es una reiteración de frases como imagen institucional, el enunciado explícito es que el “valor y fuerza del cumplimiento a la CPE” no descansa en la autoridad legítimamente constituida, sino en la autoridad militar.
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Un alzamiento o golpe militar fallido no significa un fracaso político/militar, por el contrario, es la constatación fáctica del tipo de reacción y del comportamiento del núcleo político/social en el poder; es también el termómetro que requiere la derecha para calibrar el tipo de sujeto militar que requiere un golpe con proyección de poder.
El Gral. Barrientos fue el ensayo democrático para la vicepresidencia de Paz Estenssoro, pero fue la respuesta militar de derecha a la crisis de MNR en el gobierno a través del golpe militar de 1964.
La muerte trágica del Gral. Barrientos frustró temporalmente el proyecto militar/nacionalista de derecha, fue sustituido por su vicepresidente, el doctor Siles Salinas, quien tenía solo imagen y no liderazgo. El Gral. Ovando, que era de la corriente institucionalista militar, lideró inmediatamente el golpe de Estado para recuperar la titularidad militar en el gobierno, sin más proyección que el prestigio de Ovando.
Era el tiempo de la derecha y extrema derecha militar, el Gral. Rogelio Miranda, que representaba esta facción, derrocó a su colega militar institucionalista; no logró imponerse y fue derrocado por el Gral. JJ Torres, progresista que tenía el respaldo de sectores sindicales y populares.
Militares en el poder, pero de facción ideológica de extrema derecha, era la tragedia continental, por ello con el auspicio de la Embajada, apoyado en los grupos de poder militar de extrema, con el asesoramiento del criminal de guerra nazi Klaus Barbie que vivía en Santa Cruz y con la complicidad política del MNR y la Falange, el Gral. Banzer dio el golpe militar con características fascistas a Torres. Este golpe reencauzó el sentido militar/nacionalista, pero de extrema derecha, en el poder.
Banzer fue derrotado por la huelga de hambre liderada por mujeres mineras obreras y derrocado por el Gral. Pereda Asbún. Este ensayo de gobierno militar continuaba con la lógica banzerista en el poder, porque Pereda fue ministro de Banzer y su presidencia duró un suspiro, fue derrocado por el Gral. David Padilla, de la facción nacionalista, quien convocó a elecciones nacionales.
El primer atisbo de democracia fue interrumpido por otro golpe liderado por el Cnel. Natusch Busch, que no duro más de 15 días criminales. Esta experiencia aparentemente negativa fue asimilada por el Gral. García Meza y el Cnel. Arce Gómez.
El nuevo golpe partió primero por imponer a la presidenta Gueiler el control de las FFAA por estos militares de extrema derecha, luego la toma militar armada de la COB, la FSTMB, centros y radios mineras, las universidades, porque fue el núcleo donde se concentró la resistencia al golpe de Natusch.
En el golpe de 2019, los militares se insubordinaron al mando civil constitucional del MAS, pero se alinearon al mando civil de derecha, de Camacho, de los civiles que comandaban las reuniones en la Universidad Católica, y luego al de Áñez, desde el lunes 11 de noviembre, aun cuando era senadora y luego de su autoproclamación.
En la movilización militar del 26 de junio se insubordinaron al mando constitucional, amenazaron al líder del MAS con las mismas características que hizo García Meza a Marcelo Quiroga Santa Cruz. No fue un ensayo militar frustrado, fue el termómetro para medir la intensidad de la reacción ante un eventual golpe.
Para las derechas, “superar la crisis” pasa por desplazar al MAS, al bloque indígena popular del Estado y anularlo para las próximas elecciones, los métodos que usen serán los que les garantice el éxito de su estrategia, el golpe es una posibilidad que no descartan y lo harán en nombre de la “democracia y la libertad” como el justificativo que valide sus acciones.
Históricamente, las facciones militares de derecha siempre conspiran contra el mando civil de izquierda y progresista.