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Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 23 de junio de 2024
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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En la soberbia colonialista que impera hasta hoy en día, se asevera que el sistema de gobierno que la democracia legitima sería el mejor medio para —dicen— elegir a los gobiernos que se encargarán de administrar una nación, apoyados en el voto popular.
Pero no son solo esos elementos anteriormente citados, en realidad es un conjunto de medidas, instituciones y símbolos que lo que pretenden es legitimar el gobierno de unos pocos sobre la mayoría. En ese llamado camino de las prácticas democráticas, en un inicio las mujeres y quienes no tenían bienes, es decir los hombres pobres o empobrecidos, no tenían derecho a participar, ni elegir ni ser elegidos. Eso estamos hablando en Europa, en la llamada Revolución Francesa.
El camino en nuestro país no fue diferente, también la democracia sirvió a unos pocos. La democracia caminó por los mismos pasos, los que votaban eran los doctores y los propietarios. Las mujeres, los y las indias no votaban y peor, tampoco podían aspirar a ser elegidos. Claramente en 1952, con la movilización popular se pretendió cambiar las cosas. Fruto de una guerra, la del Chaco, donde mi abuelo —indio aymara— Basilio Paredes luchó en Boquerón y fue declarado héroe, así muchos hermanos, abuelos y padres, fueron a luchar en una guerra que permitió a esa juventud tomar conciencia de la magnitud de lo que era Bolivia y lo que significaban los rancios resabios del feudalismo colonial. Claramente también, la movilización no tuvo como resultado democratizar ni el gobierno, ni la riqueza, ni los derechos sociales, se lo repartieron. Se encumbró a la rosca de los nuevos doctorcitos, que crearon un populismo clientelar.
Desde ahí para adelante, los grupos modernizadores del Estado boliviano se tentaron a construir una nación en el sentido capitalista y burgués, pero fracasaron, cayeron en las garras del imperialismo norteamericano y de ahí en adelante, nuestra querida Bolivia se manejó a gusto y paciencia de los gringos colonialistas, afincados en el norte de nuestro hermoso continente. Cuando les convenia a los gringos había elecciones y con candidatos de su gusto, pero cuando las cosas estaban poniéndose a favor del pueblo, obviamente no les convenia y ahí vinieron los golpes de Estado.
Fue nuestro pueblo, hombres y mujeres que logramos poner a nuestro hermano Evo, que es un símbolo de lo que estábamos buscando desde nuestros antepasados, eso es autogobernarnos. Con todos nuestros errores, este proceso de cambios revolucionarios rompió con ese ciclo. Entonces, todas estas jugarretas del tribunal electoral y del gobierno del presidente Arce dan pena, rabia y vergüenza que caigan en semejantes contradicciones; el enemigo no es el de al lado. No hay un proyecto que recoja la voluntad de participar y decidir con deliberación y propuestas, eso no hay. Un solo ejemplo, pregunto: ¿qué vamos a hacer con los cooperativistas mineros que envenenan los ríos? y ¿qué vamos a hacer con la banca privada que gana de sentada? La democracia tiene que servir para participar, proponer y decidir.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.