Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 20 de junio de 2024
Categoría: Representación Política
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En la mitología griega, Fobos hijo de Ares y Afrodita (Phóbos es el étimo de fobia: miedo) era la personificación del temor y el pánico. Fobos y su gemelo Deimos acompañaban al Dios de la Guerra en cada batalla. La figura de Fobos aparecía antes de la batalla, en el miedo y pánico de los hombres antes de luchar, algunos aterrados huían de la batalla o fingían su muerte, para después escapar.
El origen de la paranoia obedece a un miedo intenso e irracional que dinamita el proceso de toma de decisiones. La paranoia política es una categoría útil para comprender algunas manifestaciones contemporáneas de las patologías del poder. El paranoico pierde su conexión con la realidad y su capacidad de construir autocrítica, lo nuevo es potencialmente riesgoso y peligroso, porque amenaza su inmutable dogmatismo. Para él, el conflicto nunca está dentro, sino, fuera.
Tras abordar esta estrecha relación entre paranoia y teoría política conspirativa, el psicoanálisis de Freud y Lacan definen al sujeto paranoico como un sujeto megalómano, hiper-racional que pretende controlarlo todo.
Una vez en movimiento, la paranoia se alimenta de sí misma, el paranoico le atribuye su propia destructividad al adversario, ya que tiene la certeza delirante de su completa inocencia y pureza; como eterna víctima, la culpa será siempre del otro. Esto, claramente, justifica la agresión y, al mismo tiempo, alivia el sentimiento de culpa ante una inminente venganza.
El Rey fantasma, alter ego del enemigo fantasma. Un rey rehén de sus miedos e inseguridades, afianzados por una cohorte de aduladores inútiles, que viven en el pavor de que esa paranoia les guillotine la cabeza, hacen de la mentira su forma de vida, entonces lo normal será mentir para sobrevivir, o aún peor lo más fácil siempre será “no hacer nada”, entonces, el rey convivirá con un enemigo fantasma que resultará ser él mismo, atrapado en sus propios pensamientos, creando enemigos imaginarios intentará justificar los fantasmas del gas, del litio, del oro, o del dólar, para procurar escapar del autoengaño y de su propia teoría económica conspirativa.
Primer fantasma. Evo. Luis siempre vivirá bajo la sombra de Evo, siempre será comparado con su hacedor, Evo será siempre la medida de su victoria o su derrota.
Segundo fantasma “Jeanine Áñez”. La historia se repite y posiblemente su destino. Luis, al igual que Añez, nunca entendió que su gobierno, era un gobierno de transición. Sí Añez cumplía su deber de llamar a elecciones y no buscaba la candidatura presidencial, tal vez hoy sería el principal referente de la oposición con posibilidades reales de ganar. Luis fue electo para gestionar la economía, no para ser candidato o adueñarse del partido. Las mieles del poder lo atraparon y exactamente como en el mito de las sirenas, estas anuncian su naufragio.
Tercer fantasma. El Presidente fantasma. Luis es culpable de haberse creído su propio mito: de ser el padre del modelo económico, productivo, social-comunitario; un modelo reconocido y estudiado por las mejores universidades del mundo; de ser el mejor economista de la región; de ser el padre del milagro económico, esas premisas son útiles para una campaña electoral en tanto y en cuanto encuentren su correlato con la realidad, hoy Luis ha roto su mito, ha roto el pilar fundamental de su credibilidad y su razón de ser en la política, su “auctoritas” como actor de la política se ha fracturado y se desvanece conforme la crisis económica se hace patente.
Cuarto fantasma. El partido. La instrumentalización de la sigla ha sido una constante en el MAS-IPSP, lo fue antes con Evo y lo es ahora con Luis. Se finge cogobernar con las organizaciones sociales, pero lo cierto es que se los utiliza para validar objetivos y ambiciones personales de elites de poder que atraviesan una histórica correlación de debilidades. El MAS desde su fundación ha sufrido una metonimia con el IPSP, aunque no son lo mismo, probablemente el MAS deje de existir y con él, toda una gerontocracia política, que no supo cabalgar entre sus propias contradicciones y ambiciones infinitas. Por su parte el IPSP sobrevivirá a la debacle del MAS y se reconfigurará en un nuevo proyecto, que pronto desconocerá al gobierno de Luis. Serán ellos quienes cerraran este ciclo político y resetearan la política para dar curso a un nuevo momento constituyente.
La insinuación paranoica aprende a “decir sin decir” porque “entre quienes me escuchan está el enemigo y Fobos lo sabe”; “él sabe que le estoy hablando a él”. En su soledad el paranoico busca inconsciente individuos que se le parezcan, la soledad es causa y consecuencia de esta patología del poder.
Fobos es la ansiedad paralizante que anula la acción y la razón, sin acción no hay resultados, la vergüenza a ser juzgado por los errores cometidos, puede conducir a formas significativas de evasión de la realidad. El co-gobierno con Fobos nos ha llevado a este contexto de crisis, de un presidente atormentado y prisionero de sus miedos.
Finalmente, la fobia de saberse poca cosa, encuentra su solución, en la fantasía contraria de una grandeza imaginaria.