Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: miércoles 22 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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De diversas maneras, estos días de brumoso y lamentable recuerdo, nos llevan cada año a retrotraer los tres días quizás más sangrientos de las dictaduras militares, aquellos en que, hace 47 años, miles de familias sufrieron no sólo las casi 500 muertes de entonces, los 667 exiliados y más de 1.250 confinados, entre otros centenares de torturados.
O simplemente vejados o maltratados en calles y plazas durante las rigurosas y siniestras noches de toque de queda y las largas jornadas de estado de sitio.
El Jefe de Estado lo rememoró ayer, a su pesar, no sólo por la figura y dimensión —inmortal, remarcó— del general Juan José Torres, sino porque a casi medio siglo de la conspiración derechista que lo derrocó en 1971, los opositores a un gobierno de izquierda, popular, progresista y proindigenista vuelven a agitar las aguas de la confabulación; esta vez contra un Estado Plurinacional y un Presidente constitucionalmente erigidos por mandato del pueblo.
A buen entendedor, pocas palabras: Evo Morales se ha referido a los herederos del tenebroso Plan Cóndor de los regímenes dictatoriales de los años 70-80, que no son otros que los otrora denominados ‘cachorros’ y ‘pichones’ de la dictadura, tanto en su pasado mirista como en su prolongación adenista y la fusión de todos ellos con el neoliberalismo a ultranza de los gonistas a partir de 2003.
Con ironía, pero también con firmeza, el Presidente les ha echado en cara su herencia dictatorial y golpista, y sus escasos escrúpulos, si es que les quedan, para referirse a la actual administración estatal como un régimen acaso similar.
Más directo, el Ministro de Gobierno se ha encargado de precisar que los llamados a convulsionar el país conforman una estrategia que intenta frenar la postulación de Morales, paso en realidad intermedio para evitar el verificativo de los comicios generales del próximo año, ante una especie de espanto por dirimir en las urnas la permanencia y continuidad del Estado Plurinacional.