Medio: Sumando Voces
Fecha de la publicación: sábado 15 de junio de 2024
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Autonomía Indígena
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Tras cuatro días de debates y comprobación in situ, el Foro Social Panamazónico (FOSPA), reunido en Rurrenabaque y San Buenaventura entre el 12 y el 15 de junio, concluyó que la Amazonía “ha llegado al punto de no retorno y se encuentra en emergencia climática”.
Frente a esa situación, los participantes de los nueve países proponen al mundo un “acuerdo por la vida para hacer frente al colapso climático y ecológico”, acabar con el extractivismo, desmantelar las infraestructuras petroleras siguiendo el ejemplo de Yasuní (Ecuador) y además de reivindicar la autonomía indígena sin ningún tipo de tutela estatal.
El FOSPA es una articulación de la sociedad civil que agrupa a los nueve países amazónicos y que, en esta ocasión, contó con la presencia de más de mil participantes, los que, además de deliberar visitaron diversas comunidades indígenas para verificar el estado de situación. En el evento se debatieron cuatro ejes: pueblos y autonomías indígenas, madre tierra, extractivismos y alternativas, y resistencia de las mujeres.
Madre tierra
“El colapso climático resultado de la deforestación y el extractivismo amenaza su supervivencia, la de las comunidades que la habitan, y pone en riesgo la vida del planeta entero. Los países responsables del calentamiento global deben asumir la deuda ecológica para la regeneración de la Amazonía y los países panamazónicos debemos transitar a un paradigma social del buen vivir”, indica una de las resoluciones del evento, que emergió del eje dos, referido a la madre tierra.
Los participantes proponen el acuerdo por la vida “frente al fracaso del Acuerdo de París y la captura corporativa de las negociaciones climáticas, un acuerdo desde las bases para hacer realidad la demanda urgente de “cambiar el sistema capitalista y no el clima”, con el reto de “consolidar territorios libres de extracción petrolera, minería, deforestación, agronegocio, contaminación, falsas soluciones, libre comercio, militarización y violencia”.
El documento, además, declara que la Amazonía y sus ríos son sujetos de derechos. En ese marco, el FOSPA propone “un nuevo pacto social que reconozca al agua como sujeto de derechos, a través de un tratado andino-amazónico destinado a preservar su ciclo”.
Tomando en cuenta que la Amazonía ha perdido casi un millón de km² de bosques primarios y otro millón está degradado, para evitar el punto de no retorno y contrarrestar la degradación “es urgente revisar y derogar normas que promueven la deforestación, estableciendo regulaciones y sanciones estrictas para las actividades que causen la pérdida de bosques primarios y otros ecosistemas”. Entre esas medidas proponen eliminar subsidios y financiamientos que favorecen a las actividades extractivistas.
«Libre de extractivismos»
El FOSPA 2024 pide declarar a los territorios amazónicos libres de extractivismos, entre ellos el minero y el de los combustibles fósiles, de acuerdo a las conclusiones que emergieron del eje 3, referido a los extractivismos y sus alternativas.
“Llamamos a un consenso regional para la declaración de la región como zona prohibida para todas las formas de extractivismo minero”, expresa otra de las conclusiones, en la que, además, los participantes demandan a los gobiernos amazónicos “la ratificación y cumplimiento de todos los acuerdos internacionales que garantizan la protección de la región como el Convenio de Minamata, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Acuerdo de Escazú, la Declaración de la ONU de los Pueblos Indígenas, la Convención Ramsar y otros”.
En ese marco, demandan acciones concretas e inmediatas para enfrentar el crimen organizado vinculado a al minería legal e ilegal.
Y, sobre los combustibles exigen a los Estados “declarar la Amazonía y las zonas andina y marina-costeras como zonas libres de combustibles fósiles y extractivismo siguiendo el ejemplo emblemático del Yasuní, y procediendo al cierre, desmantelamiento de estas infraestructuras y a la reparación de los pueblos y la Naturaleza afectada”.
Asimismo, rechazan los proyectos relacionados con la palma africana para la producción de biodiesel porque: a) vulneran los derechos de los pueblos indígenas, el campesinado y la población en general, b) benefician sobre todo a empresas privadas, c) no resuelven la escasez de combustibles, y d) tampoco contribuyen a superar la crisis climática.
Y algo que arrancó aplausos de la plenaria es el respaldo a la ley que declara a
a los municipios de Palos Blancos y Alto Beni de las Provincias Sud Yungas y Caranavi del Departamento de La Paz, “municipios agroecológicos, productivos, con recursos hídricos libres de actividad y contaminación minera”.
Autonomía indígena sin tutela estatal
El eje 1 del FOSPA se refiere a los pueblos indígenas, que reivindican su derecho a ejercer la autonomía sin ninguna tutela estatal y exigen garantías para la aplicación de la justicia indígena.
“Las comunidades originarias, arraigadas al territorio, buscamos ejercer la autonomía de acuerdo a nuestras normas y procedimientos propios, desligándonos de la tutela estatal que ha marcado la historia”, indica la primera resolución respecto a este tema.
Por tanto, los pueblos indígenas exigen “eliminar las barreras legales y burocráticas que limitan nuestra consolidación como gobiernos autónomos indígenas y que debilitan nuestra capacidad de acción y desarrollo autónomo”.
Los participantes, además, reafirman que “la administración y el ejercicio de la Justicia Indígena está basada en nuestras normas y procedimientos propios. Por lo tanto, exigimos el cumplimiento de la normativa internacional de los Derechos de los Pueblos Indígenas, ampliando sustantivamente la competencia de las autoridades indígenas, para el ejercicio de la Justicia Indígena como un derecho colectivo”.
El FOSPA 2024, además, indica que los defensores y defensoras de derechos humanos y de la naturaleza de la Panamazonía enfrentan numerosos problemas, “como la corrupción, falta de acceso a la justicia, invasiones de grandes empresas, permisos ilegales en territorios indígenas, asesinatos, estigmatización, criminalización”, los que afectan directamente al desempeño de su labor de defensa, siendo las mujeres defensoras las más afectadas.
Frente a eso, los defensores participantes anuncian su articulación “en torno a estrategias de defensa de nuestros derechos como defensores y defensoras, fortaleciendo las luchas territoriales y de las comunidades y territorios a través de asambleas, capacitación y promoción de liderazgos locales”.
Contra el patriarcado
Las y los participantes del FOSPA, además, se manifestaron “en contra de las opresiones del patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y los extractivismos”. Este posicionamiento emergió del eje cuatro del FOSPA, denominado resistencia de las mujeres, que trabajó bajo el lema: “nuestros cuerpos y territorios no se tocan, no se violan, ¡no se matan”.
Las mujeres además instalaron un tribunal ético para juzgar casos de violencia, despojo y vulneración de derechos de las mujeres de las comunidades amazónicas. En siete casos presentados hubo una sanción moral para los estados y la recomendación de que se respeten los derechos de las mujeres.
Las conclusiones del FOSPA fueron dadas a conocer en el coliseo de Rurrenabaque, donde se concentraron todos los participantes que concluyeron presentando reinvindicaciones de sus sectores y sus pueblos, intercaladas con bailes, música y hasta poesía.