Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: domingo 16 de junio de 2024
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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A los 13 años, Guillermina Kuno comenzó su vida
sindical dentro de una de las organizaciones matrices más grandes de Bolivia,
reconocida a nivel mundial, como lo es la Confederación Nacional de Mujeres
Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa.
Comenzó su dirigencia desde su comunidad Chojñacala (vocablo
aymara que significa piedra verde), del departamento de La Paz. Desde niña vio
sufrir a sus padres por las necesidades que pasaban, ya que eran explotados por
patrones en su propia tierra y sentía que debía acabar con los abusos hacia los
indígenas.
Este sentimiento la motivó a egresar de la especialidad de
Derecho Indígena de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en 2020, en plena
pandemia del Covid-19.
—¿Quién es Guillermina Kuno?
—Yo soy una mujer luchadora que no se rinde. Nací en
Chojñacala, de la provincia Camacho del departamento de La Paz.
—¿Cómo llega Guillermina Kuno a ser parte de las mujeres
‘Bartolinas’?
—Mi mamá iba a las reuniones en la comunidad y yo la
acompañaba cuando tenía cuatro o cinco años, un día llegó una hermana y dijeron:
“La Bartolina ha llegado”, era la ejecutiva provincial e indicó que la
comunidad debía elegir a una secretaria de las ‘Bartolinas’.
Entonces, al escuchar eso empecé a conocer más de las
‘Bartolinas’, crecí con esa ideología. Yo quería ser parte y buscaba cómo ser
ejecutiva y conocer sus oficinas.
Cuando tenía 13 años de edad, mi comunidad me eligió como
promotora de salud. En ese entonces había una ayuda de Alemania y me mandaron a
representar a mi pueblo.
En Alemania nos llevaron a talleres y ahí aprendí a inyectar
y sobre primeros auxilios.
También nos han enseñado a hacer tratamientos con pastillas
y la importancia del cuidado y de la planificación familiar.
Ese viaje me sirvió para gestionar para mi comunidad agua
potable, porque esas veces no había. Pero no era fácil para mí, como tenía 13
años tenía miedo de hablar y plantear en público.
Me decían mis hermanas mayores que hable, y por eso
poco a poco perdí el miedo e hice llegar agua para toda mi comunidad.
En ese entonces era secretaria general de la comunidad,
después asumí la Secretaría de Actas y de Relación, incluso fui dirigente de la
junta escolar, ahora se llama Consejo.
Pero a mí me interesaba subir a la confederación, buscaba
dónde era la oficina nacional de las Bartolinas. Por eso, en 2009, me han
elegido como Bartolina Sisa.
Primero fui secretaria general de mi comunidad, luego
Subcentral Central Agraria; después, ejecutiva provincial, al final llegué al
Comité Ejecutivo Departamental de La Paz.
En 2017 me eligieron secretaria de Actas de la Confederación
Nacional de Mujeres ‘Bartolina Sisa’, y la hermana Segundina Flores era
ejecutiva nacional.
Esta etapa no fue fácil, porque nosotras primero debemos ser
elegidas en la comunidad, después llegas a la Central Agraria y municipio,
luego te eligen en la provincia y en la departamental. Todos estos pasos he
seguido hasta llegar a la Confederación Nacional.
Al concluir mi gestión, en 2020, descansé un poco porque
inmediatamente me eligieron como dirigente de los varones Tupac Katari de mi
comunidad. Era secretaria general. También asumí la Secretaría de Hacienda y
Saneamiento de mi comunidad.
Entonces, no me dejaban; “tienes que apoyar”, me decían.
Siempre me he preocupado por mi comunidad para sacarla
adelante, para tener nuestro título de saneamiento. Después he trabajado
también en el Estatuto Orgánico y Reglamento Interno, y sacamos la personalidad
jurídica de la comunidad.
—Desde entonces, ¿cuál ha sido su principal objetivo?
—Cuando llegué al cargo (dirigente de su comunidad y
‘Bartolina’) recordé que mi mamá era huérfana. Ella lloraba, me contó que el
patrón hizo pisar con la mula a su papá, es decir a mi abuelo, y por eso se
murió.
Entonces, yo sentía rabia contra los patrones porque
han matado a mi abuelo. Mi mamá no sabía leer ni escribir porque con los
patrones no había esa posibilidad. Eso me ha motivado a mí para ser
‘Bartolina’.
Cuando era niña seguían existiendo los patrones. Venían
cuando era chiquita, llegaban a la comunidad con sus caballos y nos quitaban
por la fuerza lo que habíamos producido. Por ejemplo, nosotras hacíamos queso,
papa y oca. También teníamos animales, ovejas, vacas, gallinas, chanchos.
Ellos querían quitarnos barato. Un queso que costaba 10
bolivianos querían pagarnos cinco o dos pesos, después “a 50 centavos nomás”,
nos decían.
Eso me ha motivado a mí a luchar contra esa explotación.
Había más mujeres que sufrían como mi mamá. No iba a permitir que siempre pase
eso. “Voy a luchar”, dije, y por eso me he dedicado a ser dirigente de mi
comunidad y de las ‘Bartolinas’, para defender a los indígenas, a las mujeres
contra la explotación y el abuso.
Aunque sin plata o con plata, voy a luchar.
—¿Cómo afrontó el golpe de Estado de 2019?
—En 2019, como era la secretaria de Actas de la
Confederación, estábamos en pie de lucha, no nos hemos escapado. En ese
entonces, todos se habían escapado; hasta dirigentes, concejales, gobernadores,
ministros y alcaldes han renunciado. Otros dirigentes también se han escapado,
pero nosotras, como mujeres ‘Bartolinas’, no.
Ese año acompañé a la hermana Segundina Flores, que era
ejecutiva nacional. Las dos estábamos en la lucha, pero tuvimos que sacarnos
nuestra vestimenta, nuestra ropa tradicional, porque esos días nos han
perseguido, nos han insultado, nos han pegado y gasificado en nuestras casas.
Nos decía la gente en la ciudad: “Ahora sí, indias, van a
ver”. Nos amenazaban.