Apenas el MAS llegó al poder en el año 2006, sus dirigentes comenzaron a emitir una lluvia de promesas para hacer creer a la población de que verdaderamente comenzaba un “proceso de cambio” y que la situación del país sería muy diferente a la de los gobiernos del pasado, cuestionados por sus errores.
Entre las numerosas promesas del masismo recordamos aquella de que “se gobernaría escuchando al pueblo”, suponiéndose entonces que las medidas gubernamentales serían fruto de consensos con todos los sectores sociales. Pero esas palabras resultaron vacías, porque en más de una década de gobiernos del MAS, se demostró con una serie de hechos que en realidad se obra desde el oficialismo oyendo principalmente las demandas de sectores afines al oficialismo. Es decir que, principalmente, se hace caso a organizaciones que pueden apoyar a los gobernantes para que se mantengan en el poder, sin que importe que no hayan mostrado capacidad para conducir la nave del Estado.
Otra prueba de esa manera de actuar, es que entre el presidente Luis Arce y dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) “acordaron un incremento del 3% al salarial básico nacional y del 5,85% al mínimo nacional”, con la intención de “preservar la generación de empleo, el crecimiento y la estabilidad económica”. Lo hicieron sobre la base de indicadores económicos no confiables. Por ello de nada valieron las demandas de sectores empresariales para que previamente hubiera negociaciones tripartitas a fin de encarar el asunto, tomando en cuenta la situación real de las empresas formales de diferente tamaño.
Finalmente, la medida fue decidida entre masistas y quedó al descubierto la falsedad de que se gobierna escuchando al pueblo, pues éste solo estaría compuesto por quienes apoyan al régimen de turno. Se habla de preservar fuentes de empleo, pero el nuevo aumento salarial seguirá ocasionando el cierre de empresas, la reducción de personal o la migración de éstas a países vecinos que ofrezcan mejores oportunidades. Es decir que muchos trabajadores pasarán a engrosar las filas de los desocupados o dedicarse a ocupaciones informales, temporales y precarias. En cuanto a crecimiento y estabilidad económica, la realidad es que en el país solamente actividades cuestionables, como el contrabando, la minería ilegal, la producción de coca para el narcotráfico generan nuevos ricos, sin que sean acosados por los organismos de control tributario. Mientras, el paulatino aumento de precios de alimentos y medicamentos es innegable.
Lo peor es que el nuevo aumento salarial favorece principalmente a quienes ganan apetecibles sueldos, como altas autoridades nacionales, ex presidentes y ex vicepresidentes, y otros funcionarios masistas, muchos que ocupan cargos públicos sin merecimientos.
Entonces, ¿realmente se gobierna escuchando al pueblo?