El Movimiento Al Socialismo (MAS) sufre una de sus crisis más profundas debido a la disputa por las candidaturas del expresidente Evo Morales y el presidente Luis Arce en las elecciones de 2025. Además, atraviesa por una crisis institucional que se produjo por una falta de “mecanismos” de resolución de conflictos internos.

Dichas consideraciones fueron expuestas por los analistas Carlos Saavedra y Susana Bejarano en el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón.

Ambos analistas consideraron que, actualmente, el único motivo de la polarización entre la facción evista y arcista del MAS es la toma del poder que incluso pone en riesgo la continuidad de la sigla del partido.

Saavedra afirmó que hay una polarización destructiva en el partido. “Estamos en la fotografía de la polarización destructiva, hay dos bandos atrincherados que intercambian munición pesada”.

Indicó que la principal fuerza política cerró un primer ciclo en la construcción del Estado Plurinacional y que, ahora, no tiene la capacidad de plantear otra propuesta para su segunda fase debido a su grave crisis interna.

“Se estancó el proceso, en lugar de reinventar la construcción del Estado Plurinacional. Se quedó entrampado en la crisis que no deja pensar en un segundo momento”, explicó.

En coincidencia, Bejarano aseguró que hay una “falta de horizonte” por parte de Arce y Morales, quienes no responden por qué buscan tener el poder presidencial. “Nadie nos habla de cómo replantear una solución a la crisis”.

Advirtió hay un “descuido” por el instrumento político que está a “cinco minutos” de ser proscrito, debido a que no pueden establecer acuerdos entre ambas partes y llevar adelante el congreso para renovar su directiva. “No son capaces de sentarse y establecer acuerdos”.

Lamentó la disputa ponga en vilo el proyecto del partido y a las organizaciones sociales que tienen una lógica de pertenencia por la representación del MAS en el ámbito político. “No existe un análisis serio en cuanto a lo que significaría dejar al movimiento popular sin representación partidaria”, apuntó Bejarano.

Aseguró que la factura de dejar a los movimientos campesinos sin representación política no solo es perder el poder, sino “lo que se pierde dentro del partido”. “La única espera son las organizaciones sociales de base que están a punto de ser dejadas sin representación”.

“Me parece peligroso pensar en que pueden deshacerse del MAS sin consecuencia de su propia militancia”, indicó.

Lideres

Saavedra señaló que todos los liderazgos del MAS están atrapados y enfrascados en “una burbuja tóxica” para todos los miembros presidenciables. “Nadie saldrá ileso de esta crisis y habrá daños fuertes”.

Lamentó que hay “dinamitadores” que amplían la brecha entre evistas y arcistas, como los diputados Héctor Arce y Rolando Cuéllar, quienes constantemente acusan a sus “enemigos” a través de los medios de comunicación.

Bejarano admitió que hay «dinamitadores», pero que son respaldados por los lideres. “Puedes tener entornos dinamitadores que no van a actuar si es que no quieres”, aclaró la analista.

Respecto a Morales, ambos coincidieron en que ya no es una figura aglutinadora que “abraza” a sectores populares, indígenas y clase media. Por el contrario, Bejarano aseguró que está en una “actitud tóxica” que repele a muchos sectores de la población.

«Está involucionando», añadió Saavedra.

En cuanto a Arce, el analista aseguró que, actualmente, no está cumpliendo un rol político, debido a que no sale a la luz pública como lo hace Morales. Por su parte, Bejarano señaló que, en tiempos de crisis, preocupan el silencio o las pocas apariciones del Presidente.

Bejarano cuestionó que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) solo se haya ocupado de ampliar plazos para que los partidos renueven sus directivas. La falta mecanismos institucionales para la resolución de los conflictos internos en las organizaciones políticas, dijo.

El MAS atraviesa por una crisis que data desde el 2022. Hasta la fecha, los principales actores del partido no han encontrado solución y el partido corre el riesgo de perder su personería jurídica por la incapacidad de convocar a un congreso.