Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: viernes 17 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Paulo Freire, el pedagogo de la libertad, señalaba que los métodos tradicionales de educación son instrumentos domesticadores, alienados y alienantes; estas afirmaciones se aplican a muchos medios de comunicación que hoy cumplen ese papel.
Muchos medios de comunicación, a través de periodistas, locutores y presentadoras/res, practicantes del pensamiento simple, crean escenarios domesticadores, por ejemplo, el mantener como única agenda informativa el tema del 21F, que está demostrado en la emergencia de un pensamiento conservador y de motivación racista.
Estos medios ya no se preocupan de las ‘formas’ que supone una responsabilidad social, como es la de mantener informada a una sociedad. Sabemos que no se puede exigir a los medios y sus empleados una objetividad e imparcialidad propia de un periodismo, por lo menos formal, porque éstos son el reflejo de la misma sociedad; en nuestro caso una sociedad dividida históricamente, primero por la conquista colonial y luego por las élites que se adueñaron del poder y crearon la diferencia entre indios y ‘gente bien’.
Esta histórica división de nuestra sociedad, soslayada por el pensamiento simple de locutores y presentadores de noticias, alimenta de manera subterránea esa persistencia del pensamiento colonial.
El desarrollo del pensamiento tiene cada vez un carácter más complejo y que solamente la pereza mental no la toma en cuenta, esta complejidad del pensar y el hacer está presente en nuestra sociedad hace siglos, pero su manifestación fue ahogada en sangre.
En el marco de una democracia liberal, el pensamiento complejo se hizo presente con toda su potencia y destino histórico. A este fenómeno social y a esta irrupción de la complejidad se opone una intelectualidad colonizada que derrama las consignas y teorías para que el pensamiento simple la reproduzca como defensora de la verdad.
Uno de esos discursos colonizantes y domesticadores tiene que ver con el concepto ‘democracia’ en cuyo nombre se cometen los actos más antidemocráticos posibles, es decir, no reconocer la pluralidad de la formación del conocimiento, lo que afirmamos tiene que ver con la diferente práctica de la democracia en esta división histórica.
Una cosa es la democracia para las comunidades y ayllus y otra muy diferente para los teóricos liberales; así la “defensa de la democracia” es una generalidad que no acepta las variadas formas democráticas reconocidas por la Constitución Política del Estado.
El ‘Bolivia dijo no’ mantenido como el gran problema político no deja de ser una invención de los teóricos liberales y reproducida por los medios de comunicación que son meros reproductores de ese discurso, que pretenden instalar, con la fuerza ya probada de la construcción de imaginarios de la angustia.
De esta manera, el campo político fue dividido entre el peligroso y malo (binomio de gobierno) y los buenos (‘Bolivia dijo nO’), la vieja dicotomía instalada por la religión católica entre el infierno y el cielo.
Este proceso se asienta pues en una sociedad (sobre todo urbana) domesticada durante siglos por discursos alienantes, es decir, discursos que despojan a los seres humanos de su capacidad de pensar por ellos mismos.
La categoría q’ara (desnudo, pelado), acuñada por la teoría política indianista, es la que mejor describe este proceso alienante, decir q’ara, entonces, no es un insulto, sino una descripción de la desnudez del pensamiento colonial de ciertas capas de nuestra sociedad.
*Es escritor e historiador potosino