Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 17 de agosto de 2018
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“Es una bendición su llegada”. Con esas palabras dieron la bienvenida a la Comisión que envió a Bolivia el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza. Ayer, esa delegación ingresó a la comunidad de Trinidadcito para escuchar y verificar in situ la depredación del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
Los indígenas tienen previsto para hoy dar sus testimonios sobre la agresión que sufren por rechazar la construcción de la carretera por medio del TIPNIS; además, explicarán la importancia de la naturaleza para su “buen vivir”.
A Trinidadcito
La primera en llegar fue Shannon Biggs, de Estados Unidos, junto con Cecilia Moyoviri, en una avioneta de tres pasajeros, que dio un susto a los indígenas, porque el piloto aterrizó en un terreno no permitido, en contrarruta a la pista.
En otro vuelo, llegaron Alberto Acosta, de Ecuador, y Enrique Viale, de Argentina, acompañados por Marqueza Teco. La delegación fue recibida en medio de palmas y banderas blancas, con diseños del patujú.
La danza de los macheteros abrió paso a la delegación que recorrió la pequeña comunidad, rodeada de niños.
“Una hermosa bienvenida”, dice Viale, quien explica a los indígenas que están expectantes de escuchar testimonios y verificar en terreno la depredación del territorio indígena, porque “fue alarmante escuchar que a nombre de desarrollo se sacrifique a la Madre Tierra y a los pueblos”.
Biggs dijo estar preocupada y sorprendida por la denuncia que escuchó en Bonn, Alemania, más aún cuando Bolivia es impulsora de la defensa de los derechos humanos, de la defensa de la naturaleza y que por esa situación decidieron visitar el lugar, para verificar la supuesta violación a la Madre Tierra.
“Estaba muy emocionada de estar en Tiquipaya; en el panel, escuché a Evo Morales sus perspectivas de defender la naturaleza, entregamos todas las conclusiones del encuentro a Naciones Unidas. Estamos preocupados por los reportes que hemos escuchado, que hay violación a la Madre Tierra”, afirmó Biggs, con ayuda de un traductor.
Las palabras emocionaron a los indígenas. “Viva el TIPNIS, vivan los pueblos indígenas”, corearon, mientras algunos aprovechaban para sacarse fotos y otros se acercaban para estrechar las manos y agradecer la visita.
“Este es un pequeño triunfo para nosotros, porque llegó la Comisión para que vea el maltrato que sufrimos de parte del Gobierno y cómo están dañando nuestra casa grande. Ahora, escucharán de los propios indígenas cómo han vulnerado nuestros derechos”, dijo Fabián Gil, presidente del TIPNIS.
Marqueza Teco calificó de importante la llegada de la Comisión y espera que el Tribunal, luego de escuchar el informe de los delegados, emita una sentencia “que si bien no es vinculante, el mundo conocerá que el supuesto defensor de la Pachamama, Evo Morales, maltrata a sus propios hermanos”.
La comunidad
Trinidadcito, comunidad indígena que alberga a 42 familias, está a 45 minutos en avioneta desde la ciudad de Trinidad. Su principal producción es el arroz y la yuca, pero para consumo propio.
Tiene una escuela. Fue construida por los propios indígenas, pero no cuenta ni con un médico. “Algunos comunarios se capacitaron en medicina, pero si la enfermedad es grave, esperamos no más; pero si hay plata, lo sacamos en avioneta hasta Trinidad”, relata Bernardo Tamo Moy, cacique de Trinidadcito.
Tampoco tiene energía eléctrica. En la noche, usan un mechero para alumbrar a sus habitaciones, construidas de madera. “Cuando hay una reunión y es en la noche, usamos un motor, que funciona a gasolina, con capacidad de 100 focos”, explica Tamo.
Entonces ¿la construcción de la carretera les traerá beneficio? Fue la pregunta planteada. Darío Hou, corregidor de la comunidad de Trinidadcito, afirma que no beneficiará en nada, ya que el diseño previsto por el Gobierno está a cientos de kilómetros.
“Está muy lejos esa carretera que quiere hacer el Gobierno. Si construyen sólo beneficiará a tres comunidades; por este lado hay más de 16 comunidades”, afirmó Hou.
El cartel
Niños, jovenzuelos y adultos ayudan a colgar un cartel. Ya extendido, todos comienzan a admirar. Fernando Vargas, exdirigente indígena, y Miriam Pariamo, vicepresidenta de la Confederación de Mujeres Indígenas de Bolivia, cuentan cómo en 2011 fueron golpeados y gasificados por la Policía, cuando marcharon en defensa del TIPNIS.
“Me patearon, me arrastraron; por ellos me mataban”, dice Pariamo, quien lamenta que algunos indígenas que fueron maltratados en 2011 “por un plato de lenteja, ahora aplauden al Gobierno”.
“Luego, Evo Morales dice que no mandó a los policías. ¿Acaso ellos (los policías) se mandan solos? A mí me tendieron en el piso, me golpearon, no tuvieron compasión ni de los niños y mujeres”, afirma Vargas.
Sorprendidos escuchan los relatos, mientras observan fotografías, en las que ve se ve a policías reprimiendo a indígenas, niños llorando dentro de un bus, junto a sus madres, originarios detenidos y maniatados con cinta adhesiva.
En medio está la imagen del presidente Morales y del entonces ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, ahora embajador de Bolivia en la ONU.