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Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 03 de marzo de 2024
Categoría: Representación Política
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La Asamblea Legislativa sufre las fisuras y la atomización de sus tres fuerzas políticas, que degeneran en retraso de leyes, violencia, bochorno y crisis de gobernabilidad. La postergación de las elecciones judiciales, en 2023, es la grave consecuencia.
Al término de las elecciones generales del 18 de octubre de 2020, el Movimiento Al Socialismo (MAS) —que ganó con el 55,1% de los votos— consiguió 21 de los 36 escaños en la Cámara de Senadores; CC 11 y Creemos cuatro. En Diputados, el MAS logró 75 escaños de 130; CC 39 y Creemos 16.
Dichas fracturas quedaron más expuestas esta semana en las sesiones de la Cámara de Diputados, que terminaron por aprobar cinco de los siete proyectos de ley sobre créditos destinados a infraestructuras, un programa de salud, preinversión y electrificación rural en varias regiones del país, que esperaban la luz verde de ese órgano camaral para seguir su trámite, ahora, en la Cámara de Senadores.
Aparte de esos proyectos, un crédito y los dos referidos a la suspensión de plazos procesales y la prórroga de mandato de magistrados y consejeros electos en 2017 están pendientes de debate.
Bochornos
En medio de la discusión, surgieron bochornos, agresiones y hasta intercambio de golpes entre legisladores de oficialismo y oposición. El principal problema fue el orden del día de la convocatoria del presidente de Diputados, el arcista Israel Huaytari.
En el intento de abordar primero los proyectos sobre la prórroga, algunos diputados del bloque de oposición, liderados por la diputada Luisa Nayar (CC), y del bloque evista del MAS tomaron la testera en medio de agresiones, también, por parte de sus colegas del bloque arcista del MAS, que custodiaban ese espacio.
Lo llamativo del hecho es que no todos los diputados opositores participaron, debido a que cuestionan la legitimidad de la representación partidaria que firmó el acuerdo bicameral tripartidario del 2 de febrero. Dicho documento fue firmado por los jefes de bancada de las tres fuerzas políticas en Senadores y Diputados.
Al respecto, el diputado de CC Marcelo Pedrazas dijo que su jefe de bancada, Enrique Urquidi, “no goza de la legitimidad y la representación” de sus colegas, por lo que cuestionó el acuerdo que permitió, más adelante, aprobar, sancionar y promulgar la Ley 1549, de Elecciones Judiciales.
En la misma línea, el diputado Miguel Roca, de la misma fuerza, dijo que Urquidi y otros legisladores —a los que se refirió como “la oficialidad”, cercanos al líder de CC, Carlos Mesa— firmaron el acuerdo con el MAS y Creemos en la comisión bicameral de la Asamblea Legislativa.
Asamblea
Esa declaración se hizo pública por un video que grabó con su colega Luisa Nayar, a quien encaró y dijo: “Defender este acuerdo no es mi pelea”. Ella reclamaba por su ausencia en los momentos de tensión y agresión en la testera del hemiciclo de Diputados.
Pero no es el único episodio polémico de CC. Durante el conteo de votos de los créditos que fueron aprobados, legisladores de esa fuerza identificaron a algunos miembros de CC que supuestamente “vendieron” su voto al oficialismo; los calificaron de “traidores”.
Incluso, una lista de 11 personas fue publicada en las redes sociales de CC, entre ellos Pedrazas. “Si quieren cuestionar a traidores de CC, deberían hacerlo con quienes firmaron ese acuerdo (…). Yo no soy del CC masista”, se defendió el legislador.
Si bien las últimas sesiones develaron más fisuras, la atomización del MAS, CC y Creemos tiene larga data, y cuya consecuencia más directa fue el desacuerdo que derivó en la postergación de las elecciones judiciales de 2023 a 2024 y, lo que es grave, la prórroga de mandato de magistrados y consejeros electos en 2017 por parte del Tribunal Constitucional.
La fisura más grave es la protagonizada por el MAS. Siendo la fuerza mayoritaria de la Asamblea Legislativa, ahora, desde sus alas arcista y evista, tiene que buscar aliados circunstanciales en la oposición tradicional. La disputa política instalada entre el expresidente y líder del MAS, Evo Morales, y el presidente Luis Arce ha puesto en vilo a ese partido.
Creemos, del encarcelado Luis Fernando Camacho, no es la excepción. Desde el inicio del periodo se apartó de su aliado, Unidad Cívica y Solidaridad (UCS), y sufre también serias disidencias.
La ruptura interna del MAS es visible desde 2022
El Movimiento Al Socialismo (MAS) fue el primer partido en sufrir un quiebre interno, que ahora alcanzó a su estructura social, legislativa y hasta su militancia, por el apoyo al presidente Luis Arce y al expresidente y jefe nacional de ese partido, Evo Morales.
“(El plan) era tener un satélite gobernante y que el gobierno iba a ser manejado por ellos; o sea, que era un gobierno a control remoto. Todos sabemos que (por parte de) Evo Morales era una de sus características. Entonces, Luis imprimió otro ritmo al hacernos del Ejecutivo, pero sobre todo cumpliendo un mandato de las organizaciones, sobre todo el Pacto de Unidad y las organizaciones sociales”, dijo en una entrevista con La Razón el viceministro de Gestión Gubernamental, Gustavo Torrico.
Si bien reconoció el evidente quiebre, remarcó que la división en el MAS “es cupular” y que, en las bases de la organización, solo se espera conocer un liderazgo nuevo. “Cuando el MAS decida, y al final se pongan de acuerdo quien va a ir de candidato, todo el MAS se va a ir por ese lado; estamos con las organizaciones, la pelea es cupular”, vaticinó.
Asamblea Legislativa
Del otro lado de la vereda, el vicepresidente del MAS, Gerardo García, sin precisar la fecha, aseguró que el quiebre entre ambos actores políticos surgió en la última reunión de coordinación entre el Ejecutivo, la dirigencia de ese partido y las organizaciones sociales del Pacto de Unidad, en el municipio de Sacaba, en 2022.
Entonces, relató García, Morales advirtió al mandatario sobre acciones de su hijo Marcelo Arce Mosquera, que supuestamente tenía participación en las negociaciones para explotar el litio, denuncia que se hizo pública en octubre del año pasado.
“El tema no era meterse, el tema era que tenga un poco de cuidado; (por) que puede hacer quedar mal su gestión; le puede hacer meter la pata, simplemente le dijo eso: No es meterme, sino es hacerte conocer que de repente puede hacerte quedar mal”, contó García a este medio. “Eso lo ha agarrado mal Lucho y desde ahí empezó la guerra sucia”, dijo.
Pero la vez que Morales mostró distancia con Arce fue a inicios de septiembre de 2022, cuando denunció que era víctima de un “plan negro”. Desde esa vez, los cuestionamientos contra Arce crecieron.
Una ‘mala conducción’ divide a la alianza CC
Expuesta una marcada división en la alianza opositora Comunidad Ciudadana (CC) y sus bancadas en la Asamblea Legislativa, el diputado Marcelo Pedrazas atribuyó a una “mala conducción” de su líder, Carlos Mesa, y su entorno.
El legislador representante del departamento de Chuquisaca se identificó como “disidente” — como seis colegas— de lo que denomina el “adultocentrismo”, grupo en el que incluye a sus colegas Enrique Urquidi, Carlos Alarcón y Luisa Nayar, Gustavo Aliaga, además de los senadores Guillermo Seoane y Andrea Barrientos.
“No estamos de acuerdo con esas decisiones que se han tomado; yo los llamo disidentes porque nos hemos alejado voluntariamente por esa mala conducción que se ha tomado (respecto) de la alianza”, dijo a La Razón.
Incluso, dijo señaló que CC se dividió “hasta en cinco grupos” en la Asamblea Legislativa; adultocentristas, disidentes, apartados, expulsados y un grupo de diputados que se retiraron voluntariamente en la primera gestión legislativa, 2020-2021.
“Carlos Mesa es un caudillista (…). CC no es una del presidente de la alianza, representa a todas las fuerzas opositoras que confiaron en 2020 en esta alianza política”, remarcó el opositor.
Señaló que los cuestionamientos al entorno cercano de Mesa los dejaron tildados hasta de traidores; así ocurrió en la última sesión de la Cámara de Diputados que aprobó cinco de siete proyectos de créditos destinados a obras.
“Algunos (colegas de CC) recién están despertando, porque se dan cuenta de que hay mucho error político y hasta parece funcional al MAS”, lamentó Pedrazas.
En criterio del diputado, “hay que tomar en cuenta generar un cambio de ideas, y generacional también, de la conducción política del país”.
Hay crisis ‘de origen’ y de ‘gestión’ en Creemos
El analista Vladimir Peña identificó dos tipos de “crisis” en la alianza opositora Creemos, liderada por el gobernador electo de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. La primera, a la que denominó “de origen”, tiene que ver con su conformación.
“La de origen se genera por los hechos de 2019. Es la transformación de la efervescencia de la calle en un proyecto político amorfo”, dijo en entrevista con La Razón.
Recordó que la candidatura de Camacho y el excívico potosino Marco Antonio Pumari “fracasó” y esa alianza “se redujo a Santa Cruz”.
Sin embargo, también dijo que Camacho, ya en su condición de gobernador, vio el “naufragio” de esa institución, por un “liderazgo insustancial”.
“Creemos adolece de un líder que tenga sustancias; se nota que Camacho no es un líder nacional, ni siquiera para dirigir la Gobernación de Santa Cruz. Puede ser un buen agitador de la calle, pero cuando está al mando de instituciones, es insustancial”, insistió Peña.
Además, el exfuncionario departamental identificó cuatro facciones en esa fuerza: “La que se fue con Jhonny Fernández, los camachistas, los disidentes y los independientes”.