Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 15 de agosto de 2018
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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A las muchas muestras de desconcierto y de una agudización de las contradicciones internas que se multiplican en las filas del Movimiento Al Socialismo, se han sumado dos versiones diametralmente opuestas sobre la manera como serán recibidos en nuestro país los miembros del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza Tierra (TIDN).
Como en ocasiones anteriores, la nueva polarización en ciernes tiene en uno de sus extremos a las corrientes más radicales, intolerantes y autoritarias, las que proponen una y otra vez recurrir a métodos violentos para defender “el proceso de cambio” y a sus líderes. En el otro, están quienes se oponen a esa manera de actuar y proponen, más bien, enmarcar los actos de las fuerzas gubernamentales y de sus “movimientos sociales” dentro de los límites legales.
La primera tendencia, la violenta, está en este caso representada por los militantes del MAS que se oponen a que la delegación representante del TIDN ingrese al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure (Tipnis).
“Ellos no han consultado a nadie para entrar. Nosotros tenemos una ley que no vamos a permitir gente extranjera, mucho menos dentro del territorio del Tipnis”, ha dicho la diputada del MAS, Ramona Moye, una de las principales exponentes de la “línea dura” del partido de gobierno. Según ella, “(...) por mandato de los corregidores (autoridad que representa a las comunidades indígenas), se impedirá el ingreso de la comisión internacional. Ellos están esperando que llegue esa comisión hasta Beni y ahí tienen que darse la vuelta y volverse”, ha dicho en tono amenazante.
Esas palabras están respaldadas por muchos antecedentes. En efecto, como se ha podido comprobar en repetidas oportunidades, ese sector considera que el Tipnis es “su” territorio y que no exageran cuando afirman que nadie puede ingresar sin su autorización. Así lo han demostrado en repetidas oportunidades.
El otro polo de esa controversia tiene a su principal exponente, como también es ya habitual, al ministro de Gobierno Carlos Romero, quien oportunamente ha salido al paso de las amenazas de sus correligionarios para ofrecer plenas garantías a los visitantes, como debe ser.
No es desdeñable esta nueva muestra de incongruencias pues forma parte de un conjunto, de una cada vez más extensa red de caminos que se bifurcan y obligan a las fuerzas masistas a elegir el rumbo a tomar. Decisión nada fácil porque las posibilidades son mutuamente excluyentes y cada uno de los rumbos entre los que se debe elegir conduce a destinos muy diferentes.