Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 15 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Gaetano Mosca señala que la clase política (o élite) es un grupo social selecto, producto de una lucha de clases, y que lo real en un régimen político es que la minoría gobierna a la mayoría, dejando como apariencia la democracia. En nuestro contexto, las luchas sociales estuvieron protagonizadas por las organizaciones sociales de base indígena, campesina, a las que se sumaron gremios, sindicatos, juntas vecinales, entre otros, bajo la bandera MAS-IPSP.
Y fue así que un grupo minutario de este instrumento político se hiciera del poder. No obstante, las sociedades son dinámicas y cambiantes, para ello las élites van rotando o cooptando, para mantenerse más tiempo en el poder o reproducirse, pero, sobre todo, para no perder terreno político.
Para cumplir estos propósitos de poder, se recurren a viejas prácticas clientelares, algo que no es nuevo y que de hecho forma parte de la cultura política del país. Estas prácticas consisten básicamente en un intercambio de favores de las élites gobernantes con personas claves, organizaciones sociales, dirigentes. Estas élites pueden disponer de todos los recursos del Estado en el momento de la negociación, dependiendo el grado de vulnerabilidad institucional.
En esa relación clientelar el que más provecho saca será siempre el que más medios posea, además se colocará en una posición ventajosa y estratégica. Muchos autores coinciden en señalar que el clientelismo político enmaraña y es en esencia una forma de corrupción.
Las élites gobernantes logran conservar su terreno político o ampliarse dependiendo cuán efectivo sea el manejo clientelar. Si hay algo que no perdió el partido de gobierno de turno es el apoyo casi unitario de las organizaciones sociales encabezados por el presidente Evo Morales, como centro unificador de las mismas. Al final son dirigentes los que acarrean a grupos y masas.
Otro aspecto importante para explicar la durabilidad del actual gobierno es su alta carga ideológica y su fuerte influencia movilizadora para sus militantes y otros. A pesar de lo acaecido con el 21F, la élite gobernante no perdió el apoyo de las organizaciones sociales, que son determinantes por su constante lucha y pie de batalla. En otro escenario, o si las mismas se hubieran sumado a las movilizaciones de las plataformas ciudadanas, el Gobierno no tendría otra alternativa que respetar los resultados del 21F.
Entonces, son dos aspectos a resaltar: el clientelismo político como forma de comprar apoyo de determinados actores claves y, el otro, es la carga ideológica que refuerza la militancia.
Humber Velasquez Torricoes politólogo ycomunicador social