Que se hubiera “prohibido” a los bolivianos desfilar en el Día de la Patria, celebrando los 193 años de libertad, fue un desatino en perjuicio del MAS, que evidencia que si sus partidarios antes no temían, que le metían nomás, ahora esa confianza se ha esfumado. En el día de la Patria, la mayoría de los bolivianos entendió la necesidad de organizarse -mejor- en torno al 21F, y las condiciones estaban dadas: el comportamiento rígido, tenso de EMA, culminado su discurso -de 2 horas prometido por el Gobernador Cejas- en apenas 33 minutos, lo que fue causado por gritos de “Bolivia dijo sí” y “Bolivia dijo NO”, o “NO es NO”.

El temor oficial fue advertido cuando se blindó con policías y militares, lo que marca el inicio de cualificación de ese pasado “Bolivia dijo” en “Bolivia ahora dice NO”, con convicción. Por ello, cada vez afilan armas simbólicas –como el sainete vergonzoso del hurto de los símbolos patrios-. Pretenden mejorar su retórica indianista, las tecnologías digitales. Ellos saben que los votos para su posible re-postulación no fueron del 100%, pero también –se presume- que el NO fue más del 51,3%. Como fuera, en democracia se respeta la decisión del soberano, la vigencia de la Constitución, se protege el derecho de cualquier persona a disentir; a pensar diferente u oponerse. Pero los poderosos no admiten críticas, lo que no ocurriría si hubiera Estado de derecho.

Cómo es posible que en democracia un mandatario utilice a la policías y militares para hacer un muro de resistencia a los que querían desfilar, por no tener credencial, ¿de qué? Se maltrató a las plataformas y ciudadanos potosinos que querían llegar hasta las cercanías de la plaza para emitir una postura democrática, lo cual está garantizado en la Constitución. Curiosamente, previniendo esta anomia, el Padre Espinal y Marcelo Quiroga alertaban: hay dos formas de degenerar la política: “faltar a la verdad: mintiendo, que es una manera grosera de hacerlo, y callando, más sutil y por lo mismo altamente peligrosa. A eso pretenden empujarnos, ¡a callar o mentir! Entonces, mientras más se desvirtúe o desprestigie el 21F, mayor y más consistente es la respuesta del soberano.

Como fuera, esta grosera forma de opacar las fiestas patrias confirma que desde un comienzo se devaluó, de forma alarmarte, el verbo “concertar”, que significa “personas de acuerdo”, pero insistieron en desavenirse, y desavenencia quiere decir discordia, contrariedad. Es decir, los ciudadanos -el 21F- han terminado la avenencia (léase, convenio) con el MAS. Querer borrar a la fuerza el derecho de los bolivianos –expresar su criterio político en 193 años de libertad democrática- es cuando menos un craso error político. El juego dialéctico democrático permite al soberano, criticar al Gobierno si lo hace mal. Ahora, esa crítica es amenazada por el régimen…

En consecuencia, en las fiestas del 6 de agosto, día de la República de Bolivia, se inició la cualificación de ese pasado “dijo NO”. Si a los adláteres del MAS les queda algo de dignidad deben comprender que el “Bolivia dijo NO” ya es historia. Ahora es “Bolivia dice, ahora, NO”. Un NO que va más allá de la raza, las etnias, las ideologías, las clases. Se podría decir que este 6 de agosto de 2018 se recuperó la Republica. ¿Pruebas? la presentación al Órgano Electoral de 240 peticiones de revocatoria de autoridades electas del MAS, 220 a nivel subnacional y 20 para diputados nacionales uninominales, ¿acaso eso no significa un rechazo al MAS?

El autor es Director de Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).