Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: domingo 12 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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A excepción de lo estipulado en la Constitución Política de 1826, todas las siguientes dispusieron invariablemente el régimen del alternabilidad en el mando, incluída la del año 2009 que permite reelección continua por una sola vez.
Contrariando esa regla, más de un gobernante cayó en la tentación de prorrogar inconstitucionalmente su gestión. Uno de ellos fue Bautista Saavedra, Presidente de la República de 1921 a 1925, quien indujo a los militantes de su partido a realizar campaña periodística para el logro de ese propósito, muy semejante en su contenido a las que actualmente circulan en el país, como se puede apreciar por las siguientes muestras:
“Es preciso buscar al hombre altamente prestigioso, probadamente enérgico y preparado, que tome el timón de la nave del Estado en este trance gravísimo y amenazador. ¿Quien puede ser él?. ¿Quién ha dado pruebas de poder gobernar el país aún en medio del más desenfrenado anarquismo?. ¿Quien tiene mayores probabilidades de éxito y de dominio?, ¿Quien está más encarnado en el corazón del Ejército, así como en la conciencia del pueblo cuya mayoría incontrastable la constituye el proletariado? El Excelentísimo señor Saavedra, por el momento actual, es el único capaz de mantener el orden y la estabilidad del país”.
Otro periódico manifestó: ¿Quién será el hombre que pueda salvar el país? El único que está encarnado profundamente en el corazón del Ejército y del pueblo obrero es el señor Bautista Saavedra”.
El último toque al plan fue la presentación en la Cámara de Diputados de un Proyecto de Ley con el siguiente texto: “Prorrógase hasta el 6 de agosto de 1927 las funciones de Jefe del Poder Ejecutivo al ciudadano Bautista Saavedra”.
Pese a haber sido él quien incitó a sus partidarios a esas acciones para conseguir el fin que pretendía, Bautista Saavedra intuyó que estaba a punto de cometer gravísimo error y, con perspicacia, prefirió abstenerse y buscar como sucesor a alguien que pudiera ser su títere. Con ese ánimo, y refiriéndose al proyecto mencionado, hizo la siguiente aclaración:
“Como ese paso ha sido dado sin consentimiento mío y él se halla fuera de la Constitución Política del Estado, me apresuro para desvanecer cualquier intervención que pudiera atribuírseme en dicho proyecto, a desautorizarlo, pues mi deber constitucional y mi conciencia de ciudadano no me señalan otro camino que resignar el Poder cumplido que sea el plazo para el cual fui elegido por los votos de la mayoría”.
Existe obligación gubernamental de respeto a la legalidad constitucional por encima de otros sentimientos.
El autor es abogado