Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: domingo 12 de agosto de 2018
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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Esta vez, la historia es distinta. El equipo pasa encubierto, no hay colonos que vigilan y los puentes ya están terminados.
Son las 12:20, después de una travesía en vehículos públicos desde Villa Tunari, el equipo de prensa llegó al río Ibuelo. Un camino ripiado irrumpe el paisaje verde del parque.
Se trata de una ruta de unos cinco metros de ancho y recibe mantenimiento de la Alcaldía de Villa Tunari para movilizar a 11 de 12 comunidades afiliadas al Consejo Indígena del Sur (Conisur) que apoya la construcción de la carretera en medio del Tipnis.
En el recorrido, se observan plantaciones de frutas. Pero lo que más llama la atención es el secado de coca en los tendales de las viviendas de los colonos.
De pronto la ruta se interrumpe por montones de arena y maquinaria pesada. Se escucha el rugir del río Isiboro donde está el puente que lleva el mismo nombre.
La construcción de esta obra fue anunciada el 2016, cuando el presidente Evo Morales inauguró el tramo I de la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos, una de las obras más criticadas del Gobierno por su irrupción en un área protegida. Tiene una longitud de 250 metros y es ejecutada por la Asociación de Mantenimiento Vial (AMVI).
“¿De dónde vienen?”, pregunta uno de los pobladores al ver rostros ajenos, dando algunas excusas el equipo pasa desapercibido. El paisaje cerca al río es totalmente distinto al de hace dos años. El caudal fue canalizado por equipos de maquinaria pesada que permanecen en el afluente.
En los bordes aún hay algunas canoas que utilizaban los comunarios en época de lluvia.
En la zona está prohibido tomar fotografías, algunos pobladores comentan que incluso la gente del lugar no puede hacerlo. También les pidieron mantenerse alerta por si ven alguna “irregularidad”.
Por tanto, las fotografías que ilustran el reportaje fueron tomadas con cámaras escondidas.
El puente Isiboro se entregará en unos días, por lo menos eso indicaron los pobladores. Este medio constató que la plataforma y los pilotes están totalmente terminados. Sólo falta la unión del puente con la carretera de ripio en ambos extremos. Actualmente, está habilitado para el paso peatonal.
A unos siete minutos, en la población Puerto Patiño, está el segundo puente en el río Ibuelo. La obra la ejecutó la empresa Sergut y actualmente está transitada. Tiene una extensión de 120 metros de largo y su costo es de 2,3 millones de dólares.
“Prohibido el paso a vehículos particulares”, señala un letrero en el ingreso del campamento de Sergut, que está a orillas del río Ibuelo.
“El otro puente está igual que éste, ya pasan autos”, indicó el conductor de la motocicleta que trasladó al equipo de prensa desde Isiboro hasta Puerto Patiño, al responder una consulta sobre el estado del tercer puente.
Aunque este medio no pudo llegar al lugar donde está el tercer puente por falta de transporte, los testimonios de transportistas y pobladores confirman su conclusión.
El puente Sazama, conocido como Cesarzamita, en la comunidad de Mayu Pata, es el tercero de los tres puentes del Polígono Siete, tiene 150 metros de largo y está emplazado sobre el río Sazama a casi 30 kilómetros de distancia del lugar donde habita la mayor cantidad de comunidades indígenas del Tipnis, a la altura del río Ichoa, donde termina el trazo del camino y se abren sendas.
El Gobierno siempre justificó la construcción de estos tres puentes, señalando que se trata de obras de reposición de infraestructuras que antes ya existían.
Sin embargo, en una visita realizado por Los Tiempos a dos días del anuncio de su construcción el 2016, se constató que no existían dichas obras. Los comunarios ratificaron que no había puentes en el lugar.